Cuando el liderazgo es sano emocionalmente, los procesos se gestionan a partir de intereses institucionales y la comunicación interna es abierta y transparente, lo más lógico y natural es que surja un clima laboral participativo y creíble, donde el talento humano cuente con mecanismos confiables para expresar libremente sus ideas y poner en práctica sus experiencias y conocimientos, siempre al servicio de la sostenibilidad y la buena imagen pública de la organización.

Se ha demostrado que las organizaciones gestionadas por líderes centrados en el servicio, en el amor y en el respeto a la dignidad humana, tienen más posibilidad de crear un clima laboral, donde sus colaboradores internos se sientan en libertad de crear y expresar sus talentos, emociones y sentimientos.

El clima laboral es una ventaja comparativa y competitiva, que ayuda a las organizaciones a captar y retener al mejor talento humano del mercado.

Además, permite crear percepciones positivas, las que en el corto y mediano plazo se convierten en imagen pública favorable.

Se ha establecido que entre los factores que podrían afectar el buen clima laboral y la efectividad de la comunicación interna figuran: el estilo de liderazgo, el tipo de relaciones laborales, equidad en la asignación de tareas, claridad y precisión en las instrucciones gerenciales, la participación y la calidad del ambiente físico.

Hay ocasiones en que el clima laboral afecta la productividad y la imagen pública de la organización. Por ejemplo, cuando se le da rienda suelta al clientelismo laboral, a las relaciones destructivas, al resentimiento, al deseo de venganza, al individualismo y las promociones y compensaciones dependen del servilismo y el chisme.