En la actualidad, uno de los requisitos esenciales de los mercados, sin importar su naturaleza y tamaño, consiste en crear, mantener y gestionar estructuras pertinentes y efectivas de comunicación, que sean capaces de informar, orientar y educar a sus consumidores cada vez que existan motivos y situaciones que favorezcan o desfavorezcan su estructura y operatividad. En momentos de estabilidad y de crisis, la comunicación asertiva y oportuna es la vía más expedita para asegurar la reputación, la confianza y la credibilidad. Los mercados, igual que las empresas y las marcas que los integran, están compelidos en conocer y saber usar la comunicación.
Un ejemplo fehaciente de los efectos negativos que pudiesen enfrentar los mercados cuando carecen de estructuras comunicacionales efectivas para informar y educar a sus consumidores acerca de lo bueno y lo malo que acontece dentro y fuera de ellos, es lo que recientemente aconteció en el sector avícola dominicano. Los productores de pollos no fueron ni oportunos ni efectivos comunicando a los consumidores acerca de las causas que originaron la muerte de miles de pollos y gallinas, debido al virus de Newcastle o Influenza Aviar. El no consumo de dicha carne, por parte de los consumidores, trajo como consecuencia pérdidas por RD$500 millones.
Los mercados más productivos y competitivos son aquellos que disponen de diversas plataformas comunicacionales, destinadas a generar vínculos sanos y sostenibles con sus comunidades de consumidores. Con frecuencia, en los mercados se presentan situaciones inesperadas que ameritan de rápidas y efectivas respuestas comunicacionales creíbles, tendentes a evitar el surgimiento de percepciones, actitudes y opiniones negativas que, en el corto, mediano y largo plazo, negativicen la imagen pública de las empresas y marcas que participan en ellos. La comunicación creíble y pertinente siempre será un excelente medio para establecer y mantener capital relacional positivo.
Hoy más que ayer, la comunicación es un insumo de primera necesidad para facilitar relaciones humanas, laborales, sociales sanas y productivas. En fin, saber comunicarse es una ventaja comparativa y competitiva que abre puertas a las personas, a las empresas y a las instituciones que lo hacen de manera consciente y asertiva. La comunicación entre los mercados y los consumidores es la pieza clave para gestionar adecuadamente la incertidumbre.