El valor de la imagen. Decepciones

El valor de la imagen. Decepciones

J. LUIS ROJAS.

Los seres humanos, en su rol como ciudadanos, clientes o consumidores, suelen decepcionarse cuando las organizaciones a las que pertenecen o con las que mantienen algún tipo de vínculo, toman decisiones desacertadas y protagonizan acciones fatídicas. En este sentido, se dice que la decepción es un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas que se tenían en torno a un deseo, una persona, un gobierno o una empresa.

Las decepciones se producen cada vez que los ciudadanos, los clientes y los consumidores sienten que las expectativas que se han creado sobre la conducta de una persona, así como las buenas prácticas y honradez de una empresa o institución, no se cumplen. Por ejemplo, cuando se confía en alguien para que haga lo correcto a favor del bienestar común, y luego termina defendiendo intereses personales y grupales. Los ciudadanos, los clientes y los consumidores se decepcionan y se frustran cuando ven que una empresa invierte cuantiosas cantidades de dinero en acciones maliciosas de comunicación, con el propósito deliberado de fabricar percepciones y opiniones que favorezcan sus intereses, aunque para ello haya que violar las leyes y sacrificar bienes colectivos.

Decepcionan los políticos, los empresarios, los sindicalistas, los funcionarios públicos, los periodistas, los profesionales, los intelectuales y los catedráticos que hacen grandes esfuerzos por aparentar lo que no son. También generan decepciones las empresas e instituciones que mantienen un discurso y una apariencia totalmente diferentes a sus actuaciones.

Emplear el poder de los medios masivos de comunicación como recurso mediático para tratar de justificar lo injustificable, promover el olvido, mentir, manipular la realidad y crear falsas percepciones, es una práctica que decepciona y frustra.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas