El valor de la imagen. Fallar en lo esencial

El valor de la imagen. Fallar en lo esencial

J. LUIS ROJAS.

Fallar en lo esencial

Las empresas e instituciones que se acostumbran a fallar continuamente en la gestión de sus procesos, sin que esto implique detenerse a buscar y analizar las causas raíz que provocan dicha situación, más temprano que tarde pierden competitividad y se afecta su imagen pública. La peor decisión que puede tomar una organización es perder el sentido autocrítico. Por lo general, éste arrastra al conformismo, lo cual no facilita el aprendizaje a partir de los errores.

Cuando el fallar en lo esencial no se le presta la atención que amerita y se asume como parte de la cultura organizacional, lo más lógico es que se produzca una merma en la productividad, competitividad y el posicionamiento de la organización. Para evitar fallar en lo básico se recomienda emplear la mejora continua en cada uno de los procesos que sustentan el desempeño general de las empresas e instituciones.

A propósito del tema fallar en lo básico, el presidente de Integral Training Solutions (Intras), Ney M. Díaz, define el mismo como: «Pasar por alto algunos o varios aspectos medulares de la propuesta de valor. Es también mostrar en algún aspecto una carencia total de empatía hacia el cliente. O por último, tomar decisiones o pasar por alto aspectos que evidencien una falta absoluta de sentido común». Resignarse a convivir con las causas que provocan el fallar en lo esencial, y no hacer absolutamente nada para corregirlas, es el camino más corto y seguro para destruir la moral, la reputación y la imagen pública de las empresas e instituciones. Fallar en lo básico es invertir cuantiosos recursos económicos en la compra de una moderna flotilla vehicular, para luego ponerla en manos de conductores que nunca han recibido educación vial. Además, se falla en lo básico cada vez que obvia al personal de seguridad como un eslabón de la cadena de servicio de cualquier organización.

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