Imagen país

La globalización de los mercados y el continuo avance de las tecnologías de la información y comunicación son fenómenos mundiales que en ciertas ocasiones y circunstancias pueden agregar o quitar valor a la imagen pública de los países. En la coyuntura actual, los países compiten entre sí por atraer más turistas, captar buenos inversionistas y por distribuir sus productos en los canales internacionales a precios competitivos.

La imagen país debería ser una meta nacional que comprometa a los líderes políticos, a los empresarios, a los medios de comunicación, a las iglesias, a las organizaciones sociales, en fin a todos los ciudadanos. Para crear, mantener y proyectar una imagen pública positiva del país, será necesario visualizar y asumir al país como la casa o empresa de todos.

Los países que cuidan su imagen pública, tanto en el plano nacional como en el internacional, tienen más posibilidades de insertarse en los mercados mundiales y aprovecharse de las oportunidades que ellos se derivan. La imagen país se ha convertido en una ventaja competitiva, capaz de añadir valor a la hora de negociar acuerdos o de gestionar ayudas externas.

La revolución tecnológica ha convertido el mundo de hoy en una aldea global, donde las buenas o malas noticias que acontecen en los países más distantes son difundidas y conocidas casi en el momento mismo que suceden. Los habitantes de los países han pasado a ser ciudadanos del mundo. por tal razón, desde la escuela, la familia, los medios de comunicación y las organizaciones sociales, hay que fomentar la conciencia ciudadana. Los países que pretenden hacer de su imagen pública una ventaja competitiva, tienen que crear entre sus líderes y ciudadanos la cultura de respeto a las leyes, a la transparencia y a la institucionalidad. La imagen país es una responsabilidad de todos.