El liderazgo integral consiste en alcanzar resultados trascendentales con decisiones y actuaciones a partir de la eficacia y la moral. Se ha evidtenciado que las sociedades y las organizaciones que han logrado el éxito sostenible son las que han tenido la dicha de ser dirigidas por líderes integrales. Cuando el liderazgo es visionario, positivo y sano, las empresas e instituciones no se enferman ni enferman a sus colaboradores.

Para los líderes integrales el fin no siempre justifica los medios. Este tipo de liderazgo facilita que el logro de metas y objetivos se lleve a cabo en un clima participativo, creativo, incluyente, de respeto a la dignidad humana, así como de apego total a las normas y procedimientos establecidos. El liderazgo integral es eficiente, responsable, ético y moral.

El liderazgo integral, para conseguir resultados cualitativos y cuantitativos, no acude a la odiosa práctica del divide y vencerá, a ocultar la verdad con mentiras, a la manipulación salvaje, al engaño, al clientelismo laboral, a la exclusión por pensar con cabeza propia, a la compra de lealtad y mucho menos a usar el poder y la autoridad para crear un clima de miedo.

El pensamiento de 360 grados que guía las actuaciones de los líderes integrales permite que estos antes de actuar y tomar cualquier decisión analicen y midan el impacto negativo que las mismas podrían tener para el presente y futuro de los países y de las organizaciones. Los hechos se han encargado de evidenciar que los países y las organizaciones que no cuentan con líderes enfocados al bienestar común tienen menos posibilidades de alcanzar la sostenibilidad.

Los líderes integrales no se conforman con alcanzar resultados para satisfacer necesidades particulares o intereses de grupos. Sus aspiraciones son lograr resultados sostenibles que impacten positivamente el bienestar colectivo.