El valor de la imagen: más allá de lo tangible

El valor de la imagen: más allá de lo tangible

Las empresas e instituciones que pretenden ser percibidas y reconocidas positivamente por sus diferentes grupos de interés, tienen que planificar, ejecutar y controlar estrategias y acciones que les ayuden a realizar una gestión transparente, integral y estratégica de sus recursos y procesos. Esta concepción gerencial facilita que las organizaciones sean más productivas y competitivas.

Directivos y gerentes miopes tienen la falsa creencia de que invirtiendo importantes recursos económicos para mejorar la estructura física de sus organizaciones, van a lograr crear o mantener una imagen pública sustentable, que sea capaz de contribuir a lograr los objetivos y metas deseados. En definitiva, posicionar una imagen pública ganadora, es mucho más que mejorar los tangibles de las entidades.

No es posible construir una imagen pública coherente, consistente y sustentable, solo mejorando aspectos físicos. La imagen es un proceso integral que comprende, además de elementos tangibles, aspectos intangibles como: la motivación, la participación, la satisfacción, el reconocimiento, el buen clima laboral, el liderazgo incluyente y la comunicación transparente.

Muchos directivos y ejecutivos de empresas e instituciones se empeñan, erradamente, en realizar importantes esfuerzos de relaciones públicas y en gastar grandes cantidades de dinero, tratando de crear, mantener o cambiar percepciones individuales y colectivas, creyendo que con dichas acciones lograran construir y proyectar una imagen pública positiva y sustentable de sus organizaciones. El desarrollo de las tecnologías al servicio de la información y la comunicación, así como la relativa participación y democratización de los medios, han permitido a los clientes y consumidores de hoy conocer y difundir todo cuanto deciden y hacen las empresas e instituciones.

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