Los estudios demuestran que las organizaciones que han logrado mantener relaciones sanas, armoniosas y sostenibles con sus clientes, son las que más y mejores esfuerzos, tiempo y recursos invierten en mejorar continuamente las distintas formas de comunicación.

En los momentos actuales, gestionar estratégicamente los distintos tipos de comunicación representa una ventaja comparativa y competitiva para las organizaciones. Sin dudas, el manejo proactivo de las comunicaciones previene crisis, tanto a lo interno como a lo externo de las organizaciones.

En definitiva, cada vez que las empresas e instituciones gestionan profesionalmente sus comunicaciones, su clima laboral, la motivación, la productividad y el empoderamiento de sus colaboradores internos, se transforman en valor agregado, lo cual termina favoreciendo positivamente el desempeño total de la organización.

 La comunicación corporativa es la sumatoria de todas las comunicaciones que planifican, ejecutan y controlan las empresas e instituciones. Entiéndase, la organizacional, la institucional y la mercadológica. Así las cosas, cada tipo de comunicación tiene asignado determinados objetivos específicos, dentro y fuera de la organización.

Un ejemplo fehaciente de lo señalado es la comunicación organizacional, la cual centra su atención y creatividad en socializar y fortalecer la cultura corporativa, la comunicación interna y el clima laboral.

La comunicación organizacional es un proceso dinámico y participativo, que planifica, ejecuta y controla todos los medios y mensajes posibles, con la finalidad de agilizar, dinamizar y alinear los diferentes procesos en los que se sustenta la gestión global de la organización.