Según una encuesta global, realizada por el profesor de administración de negocios de Harvard Boris Groysberg y la investigadora de conducta organizacional Deborah Bell, lo más importante para los miembros de las juntas directivas de las principales corporaciones mundiales es lo relativo a la gestión estratégica del talento humano. (Revista Mercado. Agosto, 2013).

En la referida encuesta, los directores corporativos consultados manifestaron no estar tan interesados en temas que históricamente han sido claves para la sostenibilidad de las empresas, tales como: las amenazas competitivas, los costos crecientes y la innovación. Su interés mayor está puesto en detectar mecanismos que les permitan efectuar una gestión más efectiva del talento humano.

 La gestión del talento ya no puede depender solo de recursos humanos. La idea es que los directivos y ejecutivos de las organizaciones de hoy, tienen que desarrollar competencias que les ayuden a crear mecanismos eficientes de interrelación entre las fortalezas del talento humano y los objetivos estratégicos que se ha propuesto la empresa o corporación. El talento es la energía que mantiene activo el espíritu competitivo de las organizaciones.

Una gestión estratégica del talento humano, implica tener una visión global de los aspectos tangibles e intangibles que rodean al ser humano. En la medida que los directivos y gerentes de las organizaciones sean capaces de conocer y satisfacer las necesidades humanas de sus colaboradores, éstos podrán manifestar mayores niveles de productividad, lealtad, compromiso y creatividad.

Los estudiosos de la conducta organizacional han establecido que si el talento humano de una organización se siente a gusto y  satisfecho con los beneficios y atenciones que ésta le proporciona, es casi seguro que se logra el éxito deseado.