El valor de los amigos entrañables

El valor de los amigos entrañables

En el año 1951 un grupo de niñas y niñas ingresaron al Kindergarden del Colegio Santa Teresita, algunos

instintivamente, aún siendo tiernas criaturas, encontraron afinidades entre sus compañeros.

Pasaron los años y les llegó la adolescencia y con ella el cambio en su ritmo de vida. Se graduaron de bachilleres en el año 1964. Tomaron diversos caminos, algunos se fueron a estudiar al extranjero, otros se casaron, pero siempre se comunicaban sin importar distancia o situación.

Llegaron a la madurez, todos encaminados, graduados, con familias y con el compromiso de trabajar.

Pero esto no fue excusa para continuar sus tertulias y hacer de ellos un grupo de verdaderos amigos entrañables que han sabido desafiar hasta el tiempo para mantenerse siempre unidos.

Y es que igual que chiquillos traviesos, en sus encuentros siguen disfrutando de las mismas historias que cuando eran estudiantes.

Cantan los himnos del colegio, recitan el juramento a la bandera, hablan de música, literatura, cine, política, entre otros temas de actualidad.

Coinciden cuando afirman que se puede ser millonario sin tener dinero, pues se tiene la riqueza de tener a alguien en quien apoyarse, quien pueda darte un consejo, quien pueda secar tus lágrimas, quien te acompañe en momentos difíciles, quien ría contigo, alguien que se emocione al escuchar una canción o un poema, sencillamente que te pueda amar sin esperar nada a cambio.

Carmen Piñeyro, Franklyn Holguín Haché, Anabelle Quezada, Gladys Vélez, Mary Kidd, Evangelina Ortega, Jacqueline Villalona, Josian y Margarita Bonnely, así como Carlos y Maggie Saleta recitan de memoria este verso: “En el patio del colegio floreció nuestra amistad, amistad que así comienza nunca puede terminar”.

Si bien es gratificador el tener un gran amor

y con el pasión e identificación total, cuán reconfortador es también el tener muchos amores, amores del

alma que hacen que la vida sea más llevadera

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