El valor de un liderazgo para el servicio

El valor de un liderazgo para el servicio

Es oportuno advertirles que en este momento son miles los ciudadanos que deambulan con un título universitario en búsqueda de inserción laboral. La baja credibilidad y la falta de calidad hacen que en vez de ser un instrumento para abrir puertas, les condene a la frustración.

La competitividad laboral está, cada vez más concentrándose en pocas universidades, las cuales son reconocidas por sus niveles de calidad educativa, guardando sus diferencias entre unas y otras.

El sector empleador es cada vez más exigente en la selección de su personal profesional. Tanto así, que se ha ido estableciendo toda una nueva cultura en las políticas empresariales de contratación de recursos humanos donde la procedencia universitaria define si su solicitud tiene o no vocación de empleabilidad.
Este fenómeno tiene como contraparte al sector público laboral, donde el mérito político y clientelar se impone como credencial, relegando a un segundo plano los méritos profesionales, el talento y la calidad.

La Universidad Iberoamericana, desde su fundación, adoptó el compromiso de formar profesionales diferentes, comprometidos, emprendedores y con un perfil orientado al desarrollo del liderazgo en la comunidad.

UNIBE desde sus inicios, ha estado comprometida con su rol académico y en la promoción de nuevos liderazgos, lo cual ha estado sustentado por acciones y premisas irrefutables: La importancia del liderazgo desde la esfera social como fuerza del cambio, y en lo individual, como catalizador del éxito profesional.

La falta de liderazgo en las personas entorpece la intensidad y efectividad del éxito personal, limitando como consecuencia los potenciales talentos, capaces de alcanzar mejores resultados en los desempeños.
Se conoce, aunque podría tener otras interpretaciones, que el liderazgo es la capacidad que puede tener una persona para influenciar y motivar a los demás. Un liderazgo que no ejerce influencia en los demás, no es liderazgo.

Es evidente cómo el liderazgo se ha convertido, a nivel global, en un factor indispensable y necesario para los nuevos modelos y paradigmas de gestión en los ámbitos gerenciales, y para el mejoramiento continuo y el alcance del éxito en cualquier actividad, ya sea personal o institucional.

Líderes son aquellos hombres y mujeres que alientan e inspiran con su carácter a los demás hacia la conducción de las metas. Sin manipulaciones ni imposiciones.

Razón por la cual, las organizaciones de hoy cada día estiman más el capital humano, por sus habilidades de liderazgo como elemento que agrega valor, en la búsqueda de mejores resultados.
Aquellos que logran desarrollar capacidades de liderazgo y hacen el uso debido de él, se convierten en individuos de éxitos y entes promotores de acciones dirigidas a obtener mejores resultados en el ámbito en que se desenvuelven.

Debemos reconocer que, a nivel individual, el conocimiento y la inteligencia no necesariamente se traducen en liderazgo.

Por lo tanto, no siempre se traduce en una garantía que los desempeños académicos sobresalientes, conduzcan inexorablemente al liderazgo.

Grandes científicos y personajes importantes de la historia de la humanidad, a pesar de sus extraordinarios aportes, en muchos casos, no son reconocidos como grandes líderes. Sin embargo hay otras figuras, que a través de sus liderazgos, trascendieron su época, y hoy son íconos para la humanidad.

Algunos de ellos, a través de su carácter, su fuerza y ambiciones personales, construyeron imperios, los cuales posteriormente se destruyeron, ya que por su imposición en base a la fuerza, estaban condenados a desaparecer.

Sin embargo, nos encontramos en esa galería con grandes figuras como la de Jesús de Nazaret. Hoy más de 2,000 años después, más de 2,000 millones de ciudadanos en el mundo se identifican con el Cristianismo. Su influencia en la humanidad, representada en un liderazgo de amor y vocación hacia los demás, marcó el antes y después en nuestro calendario occidental, y en la propia historia universal.
En una ocasión, el general Napoleón Bonaparte expresó: Alejandro Magno, Julio César, Carlomagno y yo hemos fundado imperios basados en la imposición de la fuerza; pero Jesucristo, sin fuerzas ni ejércitos, fundó su imperio sobre el amor al prójimo y en este momento millones de personas estarían dispuesta a morir por él.

El líder ejerce con su carácter y otras cualidades, influencia sobre su entorno. Tiene capacidad para convencer y sumar a sus propósitos sobre quienes ejercen su función de líder.

De la misma forma debemos entender que no es lo mismo poder que autoridad. Aunque los papeles tradicionales de liderazgo están dotados de poder, podríamos establecer que este último es la capacidad de obligar o coaccionar a alguien para que haga lo que usted desea debido a su posición de fuerza.
Aunque el poder casi siempre lo concede la posición y la investidura, la autoridad, sin embargo, se puede ejercer desde cualquier posición, y se incuba desde el liderazgo individual.

Jesús decía que aquel que aspire y quiera ser líder, antes debe ser el servidor. Si usted decide liderar, debe primero poder servir.

Existen controversias sobre el origen del liderazgo. Unos dicen que se nace con la condición; otros plantean que todos podemos desarrollar habilidades de liderazgo, aunque para aquellos con condiciones innatas, se les puede facilitar ejercer su papel de líder. El liderazgo es una habilidad que está latente en cada uno de nosotros, y a la espera de ser desarrollada.

Pero el liderazgo resulta de la conjugación de varios aspectos dentro de los que se destacan: el carácter, los talentos, el respeto hacia los demás, la experiencia, el control emocional, las destrezas, la disciplina, la visión, entre otros.

Se trata de un perfil, el cual no se obtiene si no es a través del trabajo y del sacrificio. Se trata de un proceso que se construye con el tiempo. Nadie se puede transformar en un líder después de leer o asistir a un seminario de liderazgo, y menos aún porque nuestra universidad lo haya adoptado como lema institucional.

No solo necesitamos de profesionales capaces, también hacen falta hombres y mujeres que puedan desarrollar y potenciar sus condiciones de liderazgo y se pongan al servicio de nuestro país, mejorando nuestros indicadores de desarrollo.

Vivimos una especie de vacío existencial en materia de liderazgos locales. Más que defensores y promotores de mejores prácticas, lo que predominan son falsos liderazgos que no dan paso, ni agregan ningún valor, para la construcción de una mejor sociedad.

Definitivamente, estimadas amigas y amigos, no necesitamos políticos, lo que necesitamos son líderes con vocación política al servicio del país.

Ya estamos realmente saciados de liderazgos que en su mayoría lo que persiguen son intereses particulares y grupales.

El liderazgo puede tener solo dos intensiones, y ambas están contrapuestas: la primera y a la que apostamos, es la que fomenta un liderazgo constructivista que tiene como propósito e inspiración la vocación al servicio de los demás. Y la segunda, dañina y viciosa, que es aquella que ha ido floreciendo como la yerba mala en nuestra sociedad, representada por jaurías disfrazadas de ovejas, las cuales se alimentan del inmediatismo y ejercen en un ambiente proclive a la corrupción, impunidad, tráfico de influencias, prebendas, entre otros.

No quedaríamos de ninguna manera conformes, si nuestra aspiración se detiene solamente en la formación de buenos profesionales. Esto no es suficiente.

Las universidades deben promover y sentar las bases para que puedan ser verdaderas incubadoras de nuevos líderes con capacidad y decisión de cambiar muchas cosas en nuestra sociedad.
El presidente Theodore Roosevelt expresó en una ocasión: “Educar a una persona solamente en los aspecto intelectuales y dejar de lado los aspectos éticos y morales, es crear una amenaza para la sociedad”.

La Alemania Nazi nació de las entrañas de una nación educada y refinada. La misma nación en que nacieron Beethoven, Bach, Albert Einstein y Goethe.

Desde nuestra universidad estamos haciendo esfuerzos seleccionando jóvenes con condiciones excepcionales y vocación comunitaria en el programa Líderes del Mañana.

Ojalá y logren motivarse, desarrollar sus propios liderazgos, y así lograr influir de forma positiva en su entorno, en su comunidad… Estarían ustedes haciendo honor a lo que ha sido ya por décadas nuestro lema: UNIBE, ¡Forjando líderes!
(Discurso de graduación del rector de UNIBE, doctor Julio Amado Castaños Guzmán, en noviembre 2015)

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