El verano del tomate

El verano del tomate

Caius Apicius
MADRID.  EFE. Es tiempo de vuelta de vacaciones y, en consecuencia, de contar esas “batallitas” vividas o soñadas en el verano, entre las que desempeñan un importante papel las referidas a la gastronomía, a lo que se ha comido en vacaciones.

Mariscos y arroces marineros, según dónde haya estado cada cual, suelen llevarse la palma a la hora de recordar lo mejor del verano desde el punto de vista que nos ocupa. Por eso probablemente les extrañe que yo les diga que mis mejores recuerdos gastronómicos estivales están unidos a… los tomates.

Los tomates, aunque apenas nadie hable de ellos, son unos de los alimentos más ricas que ofrece el verano. Ocurre que hoy comemos tomate todo el año; en esto, como en tantas otras cosas, hemos perdido la noción de la estacionalidad de los alimentos, olvidando que las cosas tienen una época determinada en la que están buenas de verdad, en la que están, como decían nuestras abuelas, “en comida”.

Bueno, pues el tomate está “en comida” en verano. Hace años, cuando yo era pequeño, sólo había tomates en verano, como les pasaba a las habichuelas verdes, única verdura que me gustaba… con tomate, claro está. El tomate veraniego suplía la ausencia de las naranjas, con lo que la necesaria vitamina C variaba de fuente.  Hoy hay tomates -y naranjas- todo el año. Pero no tienen nada que ver con los del verano.

Hay frutos precoces y tardíos; hay importaciones de países,  por ejemplo, del hemisferio Sur.

Propiedades

El tomate consumido crudo en ensaladas, es un alimento sano, nutritivo, digestivo y muy beneficioso para nuestro organismo. Es rico en vitamina A, y contiene muy buenas proporciones de la BI, B2, PP y C. También contiene cantidades muy apreciables de sales minerales de potasio y fósforo.

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