El verdadero peligro
Pakistán  es una fábrica y almacén de los terroristas más violentos

<STRONG>El verdadero peligro</STRONG><BR>Pakistán  es una fábrica y almacén de los terroristas más violentos

Dos estados díscolos  que habitan en otra latitudes, constituyen por separado una real amenaza a la seguridad del mundo de hoy, Pakistán y Corea del Norte. El primero, aunque alega que es una democracia, no lo es,  pues está controlado por militares y un sofisticado y siniestro servicio de inteligencia (ISI) que son   los que en verdad regentean ese país.

Pakistán  es una fábrica y almacén de los terroristas más violentos del planeta y el segundo, Corea del Norte,  es  gobernado por una dinastía de líderes demenciales desde hace 66 años, que no sólo aumentan constantemente la miseria de sus 24 millones de ciudadanos, sino que mantienen ese país como un paria internacional.

Distantes uno del otro,  se asociaron para lograr lo que son hoy día,  potencias nucleares amenazando no sólo a sus vecinos,  sino a todos por igual.  El primero no tenía la tecnología para producir misiles de largo alcance y  la obtuvo del segundo, y  éste último  no tenía tecnología para producir armas nucleares y  el primero  se las facilitó.

Los que hoy se ven más  amenazados son los que ayer,  con sus acciones, crearon al monstruo. Como es el caso de Japón,  desde principio del siglo pasado (1910) Japón se anexó la península de Corea como un protectorado durante la expansión del Imperio del Sol Saliente. La ocupación fue brutal,  abusos, saqueos y atropellos de todo tipo. En ese escenario, nació  la resistencia coreana en forma de milicias guerrilleras que se mezcló con  los partidos comunistas vecinos de China y la Rusia Soviética. Un joven, Kim  Il-Sung,  de la resistencia coreana, que había nacido durante la ocupación japonesa, fundó más tarde el partido comunista de Corea,  aliado a los bolcheviques. Luego,  él pasó a ser soldado del ejército rojo soviético.

Los japoneses perdieron la Segunda Guerra Mundial en 1945 y tuvieron   que entregar la península a  los triunfadores, entonces aliados,  que la dividieron en dos, los rusos en el Norte y  los Estados Unidos en el Sur.  Se tenía pensado hacer unas elecciones libres para unificar la península en 1948,  pero la iniciativa fracasó, como  consecuencia,  la división norte-sur se estableció y perdura hasta el día de hoy. 

Rusia nombró su pupilo en el Norte, Kim  Il-Sung  y  los Estados Unidos al suyo en el Sur, Singman Rhee.  A principios de 1950,  el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Dean Acheson, comete un error garrafal  que repercutirá por décadas en la península,  en una conferencia de prensa,  indica  que: “Corea del Sur  no está en  los planes del perímetro de defensa asiático  de los Estados Unidos”. Estas incomprensibles  declaraciones  la interpretó Kim Il- Sung para en junio de ese año, sin consultar a los soviéticos,   invadió  a Corea del Sur con siete divisiones, dando inicio a un conflicto bélico   que  él estimaba duraría tres semanas y que, en realidad,  se prolongó por  tres años con una secuela de pérdidas de vidas y económicas para todos;  33 mil estadounidenses y 405 mil sur- coreanos murieron, además, 105 mil americanos y 426 mil surcoreanos fueron heridos. Pero los que más más sufrieron fueron los norcoreanos y chinos,  con casi millón y medio de muertos y millones heridos.

Como el conflicto fue el primero de la guerra fría, se trató de encubrir los propósitos militares de las intervenciones de las potencias de la época. El presidente Truman,  cinco días después de empezar el conflicto, dijo que sus fuerzas  “irían a una acción policial y Mao Zedong puntualizó que que “sus soldados eran voluntarios”.

En estos días,  el tercero de la dinastía de Corea del Norte,  Kim Jong, que gobierna hace un poco más de un año,  está sacando pecho, fiel al estilo de su padre y abuelo. Lanzó y puso en órbita un satélite después de muchos fracasos de sus antecesores.

El cohete de tres fases tiene un alcance entre 10 mil y 13 mil kilómetros. En el hipotético caso que el cohete se enviara en una órbita polar,   podría alcanzar territorio continental estadounidense. Pero la amenaza no es tan real, pues poner un satélite en órbita es una cosa y tener la tecnología para armar una cabeza nuclear y dar un golpe contundente es otra.

Espero que después que superemos la fatiga de los conflictos de Irak y Afganistán y se mejoren las condiciones económicas en Europa, la comunidad internacional analice cómo  y cuándo debemos atender el verdadero peligro.

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