El verdadero problema de la economía dominicana

El verdadero problema de la economía dominicana

JOSÉ LOIS MALKUN
En las Últimas semanas, muchos economistas dominicanos han expuestos su parecer sobre los peligros que representa el actual entorno económico mundial en la estabilidad macroeconómica interna.

Estos problemas se extienden desde el precio del petróleo hasta la crisis del mercado inmobiliario, que afecta el financiamiento global y ha puestos a muchos bancos norteamericanos, europeos y asiáticos en serios problemas de liquidez. Por esta razón, las expectativas de crecimiento en los países desarrollados se han desplomado lo que tendrá sus efectos internos en el corto plazo.

Otros exponentes, también economistas, le dan un peso mayor a los factores internos (endeudamiento excesivo, presión impositiva, sobrevaluación cambiaria, etc.) para poner en dudas la capacidad en el mediano plazo de sostener ese frágil equilibrio del cual nos vanagloriamos. Un Banco Central con una deuda que alcanza el 20% del PIB y que sigue creciendo por la emisión continua de certificados de participación, representa una bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento si los supuestos cambian. O sea, si por efectos externos o internos se dispara la tasa de cambio o la tasa de interés.

Respeto a esos economistas, pero mi opinión va por otro camino.

Creo firmemente que el mayor peligro para sostener esa frágil estabilidad macroeconómica dominicana reside en otros factores, que no son estrictamente económicos, aunque están estrechamente vinculados.

Por ejemplo, el debilitamiento institucional que se observa en todos los ámbitos del país, no tiene precedentes. La incapacidad gerencial del Gobierno para resolver los problemas más elementales, es asombrosa. Lo poco que se había logrado en materia de reforma institucional, donde se han invertido miles de millones de dólares prestados por el BID y el Banco Mundial, están prácticamente perdidos y lo peor del caso es que ese deterioro ya contamina a otras instancias del Estado como la JCE, el Poder Judicial, el Congreso y los Gobiernos locales.

Producto del desorden institucional y la falta de gerencia en la administración de la cosa publica, se acrecienta la desorganización, la indisciplina, la desmotivación laboral y la corrupción en todos los ámbitos. En ese estado de cosas nadie en su sano juicio puede pensar que el cacareado crecimiento económico puede contribuir con el mejoramiento del bienestar social. Esto puede ser y de hecho lo es, mucho más peligroso para la estabilidad que el precio del petróleo o la crisis hipotecaria. Como también mucho más peligroso que el endeudamiento. Métanse en la cabeza que un país sin instituciones públicas efectivas y transparentes no tiene futuro, sin importar que produzca petróleo y su deuda externa sea cero.

Pero hay algo peor. La ingobernabilidad que puede causar la violación constante de la constitución y las leyes, que es más dañina para una economía que un desajuste en la tasa de cambio, una crisis financiera o una resección económica mundial. Las actuales autoridades han dado muestras de que no les interesa otra cosa que mantenerse en el poder. Violan la constitución endeudando al país sin aprobación del Congreso (lo que en muchos países le hubiera costado el cargo al Presidente).Violan leyes fundamentales consignadas en el CAFTA. Han violado sistemáticamente la Ley de Austeridad. No cumplen con los plazos que establecen las propias leyes para aprobar sus reglamentos. Violan la ley de gastos públicos cotidianamente. En fin, es una violación constante de las bases en que se sustenta nuestra democracia. Y los inversionistas extranjeros le tienen pánico a ese tipo de país (salvo que no inviertan para lavar activos).

Algunos economistas ortodoxos pensaran que esto puede resolverse más fácil que bajar el precio del petróleo, lo cual es cierto. Porque las reformas dependen de nosotros y lo ultimo no. Pero cuando hay una contrarreforma en marcha, nadie sabe a donde esto puede llegar y las consecuencias desastrosas que tendrá para el futuro económico dominicano. Piensen bien en eso, consulten la historia y miden las consecuencias. Las grandes crisis de inestabilidad en el tercer mundo, han sido causadas mayormente, por grandes crisis de gobernabilidad y no por desajustes macroeconómico en el escenario mundial o interno aunque ambas se golpean mutuamente.

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