TEOFILO QUICO TABAR
La esperanza de cambio es sin lugar a dudas uno de los principales motores que alienta la dinámica social de los pueblos. Son tan grandes  las limitaciones y tan angustiosas las necesidades, que se vive constantemente en la agobiante espera de que las cosas cambien por si mismas o de que alguien sea capaz de cambiarlas. Esta, aunque algunos no quieran admitirlo es la aspiración, sin importar el nivel, el grupo o el estrato social al que pertenezca..

Lo que no está claro sin embargo, es en qué va a consistir el cambio y cómo se va a lograr. Para la inmensa mayoría de las personas en su particular sentido común de razonar, los cambios que anhelan o esperan, necesariamente tienen que ver con la modificación de sus condiciones de vida inmediata, de su situación. Sus aspiraciones se concretan básicamente en la búsqueda y obtención de un mejor ingreso con el cual puedan atender  de forma más amplia sus necesidades personales y familiares.

Tradicionalmente muchos son incluso capaces de formular sus aspiraciones de manera precisa en indicadores que manifiestan sus deseos ya sea de vivienda, empleo, salud, seguridad, luz o simplemente de necesidades sentidas por la comunidad donde viven, con cosas para muchos pequeñas, pero para ellos esenciales y fundamentales para una vida mejor.

Se podría  afirmar que para una gran parte de la población el contenido de lo que se entiende como cambio social no va más allá de lo que realmente expresan y que se conjuga en su necesidad de vivir decentemente, de darle valor humano a su existencia. Su derecho a tener siquiera una ínfima parte de lo que a otros le sobra.

Lo que se generaliza en la  sociedad es, que toda idea de cambio social tenga que ver  necesariamente con cambios políticos, que   algunos  entienden como formas equivocadas y hasta radicales de expresión y tienden a confundir las exigencias y las necesidades con actividades desestabilizadoras.

Es por eso que los períodos preelectorales se manifiestan con más fervor las protestas, las movilizaciones y las manifestaciones populares que no son otra forma de expresar inquietudes y esperanzas. Se cree que los nuevos gobiernos traerán cambios, a su vez  capaces de mejorar sus condiciones de vida, más aún, cuando los que están en el poder no son capaces de cubrir esas necesidades.

Pero aunque se haya hablado mucho de ello, son pocos por lo general los que entienden el significado real de cambio. El país ha tenido avances políticos indudables, pero las grandes masas, los más sufridos, los olvidados de siempre, aunque  hayan escuchado de cambios, para ellos lo que quieren en realidad es que cambie su situación. Ese es el sistema que pretenden cambiar y por lo que se crean tantas ilusiones en torno a cualquier posible movimiento o candidato que les dé esperanzas de cambios en su estrecho vivir.

A pesar de los avances  en los medios de comunicación y la democratización de la información, en verdad solo los más entendidos logran expresar lo que significa cambio de sistema. Muchos piensan incluso que solo es necesario reformar las leyes y posiblemente algunas otras cosas más que tengan que ver con la corrupción y la malversación de fondos públicos. Otros piensan que simplemente es necesario limitar las influencias de los gobiernos, probablemente para ellos sustituirlas. Las mayorías agobiadas, quieren cambios de lo que sea, pero que le mejore su situación.

Si bien hay un concepto generalizado en el pueblo sobre sus necesidades, también existen diferentes maneras de pensar sobre la forma de realizarlos y obtenerlos. Sin embargo todos quisieran y en esto están de acuerdo,  que sea rápido, pues sus necesidades y los contrastes aumentan de manera galopante.

Los pueblos se manifiestan porque  no están satisfechos. Los pueblos piden cambios porque pierden las esperanzas en los que gobiernan y las ponen en los que  pudieran traerles nuevos horizontes. Los pueblos en realidad lo que quieren es mejorar su situación y tienen derecho a ello. Tabasa1@hotmail.com