Salcedo.- No importa la lluvia, que el candente sol le queme la piel, o que el humo y el fuego que se desprenden de los tóxicos gases de los desechos sólidos los acorrale, pues su titánica labor es buscar el plástico, el cartón o el hierro para convertirlo en dinero y así encontrar el sustento para los suyos.
Esos son los buzos, personas que no importa su edad, buscan entre los vertederos algo que tenga valor para venderlo. En el de esta ciudad, 14 personas de distintas localidades del Cibao central están atentas a la llegada del próximo camión recolector de basura para hacer la búsqueda del día, siempre de forma organizada porque tienen sus propias reglas.
Carmen Concepción, procedente de Arenoso, municipio de San Francisco de Macorís, desde hace ocho años recorre 35 kilómetros para llegar al vertedero donde se “gana” la vida para mantener a sus tres hijos y dos nietos.