El vértigo de enero: tome medidas si aún perdura

El vértigo de enero: tome medidas si aún perdura

Durante las Navidades los horarios se relajan y la gente se libera de las ataduras habituales y fantasea que sus problemas desaparecen. Suele haber una tregua en los conflictos, se vive la ilusión de que los inconvenientes desaparecen y todos somos felices y nos llevamos bien.

Pero al regresar, la persona se da cuenta de que los problemas, hostilidades e insatisfacciones siguen allí: es el momento en que cada uno siente la necesidad de ordenar su mundo, lo cual causa inevitables tensiones. Los especialistas sugieren una serie de estrategias sencillas y eficaces para amortiguar el malestar, el estrés y las depresiones que causa el regreso, en enero.

Para algunos expertos, la sensación del síndrome post-navideño es similar a la que se vive muchos lunes, al volver al trabajo después del fin de semana, pero en este caso se trata de un lunes que dura varios días y sucede a unas vacaciones navideñas, que en vez de descanso suelen representar una actividad frenética.

El paso de los festejos y la felicidad al compromiso y las exigencias laborales y diarias, no es sencillo ni rápido.

Los psicólogos afirman que el estrés y la vorágine en que viven los habitantes de las ciudades son alienantes y frustrantes. Por eso las personas necesitan los períodos de vacaciones como algo vital y a veces las sobrevaloran. Retornar a la situación previa produce a menudo una fuerte reacción de resistencia y de rechazo.

[b]El dolor de readaptarse[/b]

Los problemas de readaptación suelen desaparecer con rapidez y no requiere ayuda médica. Suelen comenzar días antes del final de las vacaciones navideñas y durar una semana. Pero si los síntomas persisten, conviene consultar a un facultativo, ya que pueden encubrir un conflicto psicoemocional más serio.

La ansiedad, la fatiga, los trastornos digestivos, el insomnio, los desórdenes del ánimo, la tristeza, la irritabilidad y las dificultades de concentración, son algunos de los síntomas de este síndrome, que no es patológico, sino un trastorno adaptativo transitorio, un desajuste y desequilibrio físico y psicológico ante la vuelta a la «normalidad» de la vida diaria que desaparece en pocos días.

Las personas que manifiestan cuadros más agudos son las que efectúan trabajos rutinarios, repetitivos y cuya motivación es escaso porque su trabajo no les aporta satisfacciones personales, así como las que mantienen una deficiente comunicación con sus compañeros o están inmersas en un ambiente laboral hostil, en el que existe poca colaboración y un alto grado de conflictos.

El contacto con la realidad a veces plantea problemas. La persona se reencuentra con situaciones anteriores, que eran ingratas o frustrantes. Cambian el ritmo de vida y las relaciones humanas.

Pero a diferencia de las veraniegas, las vacaciones navideñas concentran una alta carga de estrés, actividades y exigencias, físicas y psicoemocionales en muy poco tiempo, seguidas de una vuelta muy rápida al trabajo, los estudios o las tareas habituales, sin tiempo para mentalizarse o adaptarse a la nueva realidad.

[b]Más estrés que descanso[/b]

Las compras continuas, las elecciones de los regalos más adecuados para cada persona, los excesos gastronómicos, la vida social intensa, los viajes y desplazamientos en vehículos, las alteraciones de los horarios y pautas de sueño habitual, los gastos extras, el omnipresente bombardeo mediático, las celebraciones continuas y el aluvión de llamadas telefónicas, en vez de dar descanso a los nervios, los exigen al máximo.

Otro elemento que genera exaltación, ansiedad y desequilibrios nerviosos es el abuso de alcohol, que lleva a muchas personas a sucesivas borracheras, seguidas de resacas y una sensación de malestar, desasosiego y «mal cuerpo».

También causan ansiedad y tensión nerviosa la presencia de los niños en la casa, la relación obligada con parientes con los que muchas veces no se simpatiza y la sensación de ausencia o pérdida de los seres queridos que ya no están.

En los últimos días de las vacaciones navideñas, pueden aparecer sentimientos de culpa por haber gastado en exceso o sin control, haber efectuado compras compulsivas e innecesarias.

[b]Rregreso a la realidad[/b]

Cada año, al finalizar las Fiestas navideñas, aumenta la cantidad de personas que sufren problemas adaptativos y trastornos psicosomáticos, que en opinión de los especialistas se deben a la frustración, la insatisfacción y el rechazo a retomar las responsabilidades laborales y personales de cada día.

El retorno al trabajo también suele ir acompañado de una mayor irritabilidad, que a veces causa un aumento en el consumo de alcohol y tabaco. Esta situación se repite, en menor medida, cada lunes, y también al regreso de las vacaciones de verano.

Para la mayoría, el paso de los días felices a la vida diaria se produce con esfuerzo. Pero no todos reaccionan igual. Hay gente que se deprime con las vacaciones y las Fiestas, porque pierde su ritmo de vida habitual y se alegra de trabajar. En cambio, a otros las Navidades les causan una sensación de hastío que deja al organismo aparentemente más cansado que antes de disfrutarlas, por lo que la «reentrada» requiere más esfuerzo y energía.

[b]Claves para superar enero[/b]

Las técnicas de relajación para reducir la ansiedad de los primeros días, el empleo de grandes dosis del sentido del humor, y el aumento de las relaciones con los compañeros de trabajo, fomentando la comunicación y evitando los conflictos, son algunas medidas clave para subir “la cuesta de enero”.

Para superar el síndrome post-Navidad, también es importante reconocer y valorar los aspectos positivos de nuestra vida, descubrir motivaciones en el ámbito profesional y personal y recordar que el fin de semana está próximo y que entonces podemos disfrutar las actividades de ocio que más nos satisfacen.

También hay que saber que la frase de «Año Nuevo, vida nueva», podemos hacerla realidad al elaborar nuevos objetivos que nos ilusionen para esa «página en blanco» que es el nuevo curso.

Para evitar que el retorno se convierta en una fuente de malestar, y lograr que los trastornos de readaptación desaparezcan en pocos días, los expertos aconsejan recordar los buenos momentos vividos en esa especie de «oasis» que representan las Fiestas, no como algo pasado y perdido, sino como una fuente de energías renovadas para enfrentarse a los problemas sin dilaciones.

Para amortiguar los efectos del síndrome post-navideño, también es aconsejable concederse, minivacaciones a lo largo del año, ya que las treguas en la actividad normal tranquilizan y podemos aprovecharlas para hacer lo que más nos satisface. Además hay que ser realista, no idealizar ni sobrevalorar esta etapa del año.

Desarrollar un sentimiento positivo ante el trabajo y una predisposición a hacerlo correctamente, es otra estrategia clave para readaptarse sin contratiempos, igual que reorganizar la vida diaria para evitar las crispaciones, acometiendo cada trabajo o problema por separado, sin que se interfieran unos con otros.

[b]A los pequeños también les cuesta[/b]

El regreso a la vida normal también afecta a los niños que después de Reyes, deben pasar rápidamente de los juegos, distensión y festividades a las exigencias y horarios del colegio y las actividades extraescolares. Los niños más afectados por el síndrome son los introvertidos, poco comunicativos, los que tienen dificultades de socialización y dificultades de adaptación.

Para apoyar a nuestros hijos, podemos ayudarles con nuestro ejemplo, intentando no transmitirles sentimientos negativos por la vuelta al trabajo y en cambio manteniendo una actitud positiva, teniendo en cuenta que si nos ven motivados, podemos mitigar el esfuerzo que les supone la vuelta al colegio o los estudios.

Para ayudarles a comenzar el nuevo curso podemos comentar las actividades y experiencias agradables que compartimos durante estas Fiestas, así como hablar de los aspectos positivos de la vuelta al colegio, como son reencontrarse con los compañeros y amigos y compartir con ellos la alegría de los regalos recibidos.

También hay que intentar ilusionarles con expectativas estimulantes, y recordar que al fin y al cabo, las próximas vacaciones están a la vuelta de la esquina. E F E – REPORTAJES

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