El viacrucis argentino de la deuda externa

El viacrucis argentino de la deuda externa

WASHINGTON.- El FMI reiteró que lograr un acuerdo «amplio y sostenible» con los acreedores es algo «clave» para Argentina, pero no quiso indicar cuál es el nivel de participación mínimo para considerar el canje de la deuda en mora como un éxito.

«Conseguir un acuerdo amplio y sostenible para la reestructuración de la deuda con los acreedores es esencial, clave para las perspectivas económicas de Argentina», dijo Thomas Dawson, portavoz del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El funcionario no quiso indicar cuál es el porcentaje de aceptación de los nuevos títulos emitidos por Argentina que el Fondo considera necesario para poner punto y final a la crisis de la deuda.

«La tasa de aceptación no es el único factor en un acuerdo de deuda. Hay que ver el paquete completo cuando esté terminado y creo que es bastante comprensible que yo no entre en el tema de los números», dijo Dawson.

Piercarlo Padoan, el director ejecutivo de Italia en el FMI -que representa a ese país, así como a Albania, Grecia, Portugal, San Marino y Timor Este-, ha colocado la cifra de participación necesaria en al menos un 75 por ciento.

Sin embargo, el portavoz del Fondo enfatizó que Padoan y los otros miembros del Consejo Ejecutivo de este organismo «manifiestan sus opiniones y representan a sus países», pero su declaración no supone una posición oficial del FMI.

«Existe una diferencia substancial de opinión entre los 184 miembros del FMI» sobre lo que debe ser la participación mínima en la operación de reestructuración de la deuda, añadió Dawson.

En Italia residen 450.000 tenedores de bonos argentinos en suspensión de pagos y el Gobierno de Roma se quejó hoy de que la oferta argentina de pagar tan sólo 25 centavos de cada dólar de su valor, incluyendo los intereses acumulados, es «egoísta».

Argentina comenzará el canje de los bonos en mora desde 2001, que tienen un valor nominal de 81.200 millones de dólares, por nuevos papeles.

El ministro de Economía, Roberto Lavagna, ha indicado que Buenos Aires considerará la operación un éxito con tan sólo un 50 por ciento de participación, ya que con ello dos tercios del total de la deuda del país estará normalizada.

Tras el intercambio de títulos viejos en suspensión de pagos por los nuevos, Argentina tendrá que volver a la mesa de negociaciones con el FMI, cuyo acuerdo crediticio conjunto está suspendido desde agosto a petición de Buenos Aires.

En diciembre, el Gobierno del presidente Néstor Kirchner indicó que podría saldar su deuda con esta institución en lugar de seguir recibiendo sus préstamos.

Sin embargo, Dawson afirmó que hasta ahora las autoridades argentinas no han comunicado al Fondo su decisión de hacerlo.

El funcionario señaló que tras el canje Argentina y el FMI podrían negociar la continuación del programa crediticio actual o firmar un nuevo programa.

«En cierta medida, es una decisión de Argentina la de decirnos la forma en la que quiere avanzar, asumiendo que desea seguir con un programa (con el Fondo), así que creo que es prematuro decir cómo será», dijo.

«No hay impedimentos, los programas pueden ser extendidos, pueden ser parados y renovados, eso no es un gran problema», añadió el portavoz del FMI.

EN ESPAÑA

La Comisión Nacional española del Mercado de Valores (CNMV) ha autorizado en España la oferta de canje de bonos propuesta por Argentina a sus acreedores, de acuerdo con una comunicación previa registrada en ese organismo supervisor.

En un documento de diez páginas, Argentina detalla las líneas maestras del plan de canje que aprobó a comienzos del mes pasado para abandonar la suspensión de pagos, decretada el 31 de diciembre de 2001, y por el que espera intercambiar deuda por valor de 81.800 millones de dólares.

Según el calendario del plan oficial, los acreedores de bonos argentinos podrán adherirse a la oferta a partir de mañana y hasta el próximo 25 de febrero.

El proyecto argentino prevé emitir tres nuevos tipos de bonos -«Par», «Cuasi-Par» y «Descuento»- para canjear deuda por importe de 81.800 millones de dólares, incluyendo 2.100 millones de intereses impagados cuando se declaró la bancarrota.

Con distintas quitas, según los tipos de bonos a emitir, Argentina prevé hacer efectivo el canje el próximo 1 de abril mediante la colocación de nueva deuda valorada en 38.500 millones de dólares, aunque si acepta el plan el 70 por ciento del dinero acreedor la emisión ascenderá a 41.800 millones de dólares.

Diversos colectivos ya han anunciado su rechazo a la propuesta argentina, como el Comité Global de Tenedores de Bonos Argentinos (GCAB, en sus siglas en inglés), que dice representar a los poseedores de títulos por valor de 39.000 millones de dólares, equivalente a cerca del 75 por ciento de la deuda argentina que se mantiene fuera del país.

EGOISMO

El Gobierno italiano calificó de «egoísta» y «de mala fe» la oferta sobre el canje de los bonos de la deuda argentina hecha por las autoridades de ese país y que afecta a 450.000 italianos, que suscribieron el 16 por ciento del total.

La dura crítica al Ejecutivo de Buenos Aires la hizo el ministro de Economía, Domencico Siniscalco, en el Parlamento, desde donde amenazó con un litigio internacional de consecuencias imprevisibles.

«Parece evidente que no ha sido una verdadera y propia negociación de buena fe», dijo Siniscalco, quien añadió que la oferta de canje hecha por el Gobierno de Nestor Kirchner a los inversores es «muy pobre y egoísta».

La oferta prevé canjear bonos por 81.800 millones de dólares, incluidos 2.100 millones de intereses impagados al 31 de diciembre del 2001, cuando el país declaró la suspensión de pagos, por deuda nueva por 38.500 millones de dólares.

El ministro italiano de Economía subrayó que «si este ofrecimiento no fuese aceptado por una cuota suficiente de acreedores, el Gobierno argentino podría verse obligado a formular uno nuevo».

Tras recordar que el Ejecutivo que preside Silvio Berlusconi ha actuado sobre este asunto con «gran firmeza» ante diversos organismos internacionales (Fondo Monetario Internacional, G-7 y Club de París), Siniscalco afirmó que «los instrumentos de presión a disposición de Italia prácticamente se han acabado».

En esta línea argumentó que se corre el riesgo de encaminarse hacia «una causa de litigio internacional con consecuencias difíciles de prever».

Con esta declaración de principios del titular de Economía, el Gobierno italiano se comprometió a «seguir desarrollando su propia acción de apoyo a los ciudadanos-ahorradores en todas las sedes competentes».

El representante de esos ahorradores que compraron desde Italia bonos de deuda argentina, Nicola Stock, recomendó a sus asociados que no acepten la oferta de las autoridades de ese país, que supone la reestructuración muy a la baja de esa inversión y que calificó de «inadmisible».

Stock, que es presidente de la llamada «Task-force argentina» (TFA), recordó que en Italia hay 450.000 inversores en deuda de ese país, que originalmente tenía un valor en torno a los 14.000 millones de dólares.

El objetivo de su asociación es obligar al Gobierno argentino a modificar la oferta, en especial con la reducción de la duración del reembolso, que comenzará a ser efectivo mañana viernes y terminará el 25 de febrero, de manera que los inversores interesados podrán adherirse a la refinanciación con una rebaja del 70 por ciento en el valor nominal de la deuda en mora.

Stock dijo que no cree en los eventuales porcentajes de adhesión a la oferta que ha hecho público el Ejecutivo argentino, en torno al 70 por ciento, y vaticinó que la de los inversores italianos será «ínfima».

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