El vice  prevé  una catástrofe para los países pobres

El vice  prevé  una catástrofe para los países pobres

Los países pobres están expuestos a una gran crisis humanitaria, a un proceso irreversible de inestabilidad social y a consecuencias catastróficas si las naciones poderosas no le ponen freno a la especulación en los precios de los alimentos.

La advertencia la hizo ayer en Galicia, España, el vicepresidente  Rafael Alburquerque durante su participación en una misa dedicada al país con motivo de la Feria Religiosa de Santiago Apóstol, actividades a las que fue invitado por  el presidente de la Junta del Gobierno Autónomo de Galicia, Núñez Feijoo, y del alcalde Conde Roa.

La Feria es una celebración anual que reúne a miles de peregrinos de todo el mundo, y que se dedica a diferentes naciones cada año. Esta vez las festividades están dedicadas a  la República Dominicana.

Alburquerque abogó porque las naciones ricas escuchen el clamor que en ese sentido han elevado el presidente Leonel Fernández y el papa Benedicto XVI.

Llamó a ser  solidarios y evitar una hambruna global estableciendo  reglas de juego claras que impidan la especulación desenfrenada de los alimentos.

“Lo que está pasando en este siglo debe constituirse en una vergüenza para el mundo civilizado, cientos de niños y ancianos mueren diariamente de hambre en África y Haití, mientras que países con economías pequeñas, como es el caso de República Dominicana, han tenido que enfrentar los altos precios del trigo, maíz y la soya, entre otros cereales”, dijo Alburquerque.

En una nota difundida por la dirección de prensa de la vicepresidencia de la República, sostuvo que la crisis alimentaría se ha convertido en un elemento de inestabilidad y agitación que amenaza a las democracias de todo el mundo.

Alburquerque viaja acompañado de su esposa, doña Martha Montes de Oca; el ministro de Industria y Comercio, Manuel García Arévalo; el viceministro de Industria en el área de Energía, José del Castillo; del asesor del Presidente de la Republica para los pueblos autónomos, Félix Martínez; el jefe de su escolta militar, general Ramón Alcántara y sus asistentes personal y de prensa, Ramón Ramírez y Felipe Romero.

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