El Viejo Corpo

El Viejo Corpo

Es fresca en la memoria nacional la figura carismática del Viejo Corpo atronando las hondas hertzianas primero en la radio dominical, luego en la tv sabatina, diseminando la alegría del país, sin malicia, campechanote y abierto como su sonrisa y su natural bonhomía.

Proviniendo con sigilo propio de los desheredados de la fortuna, los sin prosapia e irredentos, Rafael Corporán de los Santos, El Viejo Corpo, oriundo de una casucha, Parte atrás, del populoso barrio de Villa Consuelo, se empinó sobre sí mismo y alcanzó la notoriedad, la fama y la opulencia de penetrar en el alma nacional. ¿Cuál opulencia podría ser mayor?

Conforme al postulado inexorable de que no hay hombres sin hombre, Viejo Corpo consiguió con su trabajo tesonero, primero como limpiabotas, luego como canillita y finalmente como superbo productor de un espacio de televisión cautivante de la emoción popular.

Posterior, el Viejo Corpo obtuvo el respaldo de varios empresarios, los más bruñidos, el fenecido Carlos Pérez Ricart y Alejandro Grullón Espaillat, “el papá de la banca dominicana”, como con justeza se le identifica, además de Roberto y José Miguel Bonetti Guerra, para no saturar y atosigar con figuras, que la señera que trato es a Rafael Corporán de los Santos.

Sábado de Corporán y Sábado Chiquito de Corporán son dos íconos en la programación de tv en nuestro país, “y más allá”, como es el slogan de una emisora.

Maestro de ceremonias de su propia cosecha y espacios, con su estro natural y su “cajón que se le perdió al diablo”, Corporán ha hecho historia en el arte popular, en los espacios de tv de grandes multitudes, que ahora que él anuncia un posible mutis, nos acongojamos esperando que no sea así, y que este mes, en la premiación de los Casandra, El Viejo Corpo merezca, que se lo merece, El Gran Casandra. Y haréis justicia para El Viejo Corpo legendario.

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