El Viento Frío, ocho años de dinámica formación literaria

El Viento Frío, ocho años de dinámica  formación literaria

Aun cuando los muchachos que se reúnen en el Círculo Literario El Viento Frío puedan por esto verse como especímenes extraños, lo cierto es que no están al margen ni rechazan la realidad que les rodea, porque no viven en un mundo paralelo, al contrario, la explotan a su favor.

Lo único que toman en serio es la literatura, cuenta Isis Aquino, coordinadora del “clan” que cumplió ocho años entre la locura de sus miembros y el afán por la formación y que toma nombre del poemario de René del Risco Bermúdez.

En su enlace con lo social, se sobreponen a las modas urbanomarginales, al punto de que algunos las usan para experimentar. Confirman que nada humano les es ajeno.

El objetivo de Isis, Lorenzo Amparo, Virginia Moquete, Natacha Batlle, José Ángel Bratini y Rossalina Benjamín, los seis miembros del grupo, es lograr un espacio que no se convierta en una escuela con directrices impuestas.

El plan es aprender de forma dinámica en la interacción, y sobre todo, lograr voces no gemelas.

“Los temas los elegimos por consenso, de modo que se vea su estudio como un disfrute. Luego viene el análisis”, explica Isis.

La escritora lamenta los pocos conocimientos de literatura que adquieren los estudiantes en las aulas, lo que impide un desarrollo integral, la obtención de una formación completa, porque todo es muy rápido

Por eso, buscan que su “misión” sea como analizar el placer que provoca leer un buen libro.

Lorenzo Amparo, el miembro más nuevo, narra que nunca imaginó que pertenecería a un círculo literario, por la formalidad que siempre creyó que tenían. Sin embargo, su percepción cambió cuando ingresó a El Viento Frío. Llegó atraido por la libertad y por ella se quedó.

“Necesitaba afirmar mi pasión por la escritura. Para el acto de escribir per se no se necesita formación, pero adquirir conocimientos es esencial para mejorar”, sostiene.

Asegura que en este país donde quiera, en la conversación más común, hay poesia, porque el dominicano habla con metáforas.

Considera que los jóvenes necesitan de esa fuerza, de esa vida que da la literatura.

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