El vino ayuda a combatir el cáncer,
el infarto y el alzheimer

El vino ayuda a combatir el cáncer, <BR>el infarto y el alzheimer

POR ANNA JIMÉNEZ
Si hace algún tiempo sólo teníamos claro que el vino nos provocaba placer, desde hace unos años se han revelado beneficios y propiedades que su consumo moderado puede dar. A aquellas investigaciones que establecían que una o dos copas actúan como buenos antioxidantes en la sangre, se han agregado nuevos estudios que aseguran que existen más beneficios vinculados a la mujer y a todos aquellos que tengan riesgo cardiovascular.

Resultados de un estudio reciente, fueron publicados en la revista Annals of Internal Medicine, puntualizando que los bebedores de vino tuvieron una mortalidad por enfermedad coronaria cardíaca y por cáncer significativamente menor que aquellos bebedores que evitaron el vino en su ingesta. El doctor John Folts, de la Universidad de Wisconsin, y Waterhouse, Frankel y German, de la Universidad de California, atribuyen a los antioxidantes presentes en el vino tinto la responsabilidad de reducir el índice de oxidación del LDL, la formación de plaquetas y la acumulación de grasa en las arterias. A estos conceptos se aúna el doctor Alan Croizer, uno de los científicos más prestigiosos del mundo reconocido en el estudio del poder antioxidante del vino, y el doctor Thomas A. Pearson, de la Asociación Americana del Corazón, advierte que el alcohol no debería ser consumido por personas con antecedentes familiares de alcoholismo, triglicéridos elevados o problemas de páncreas, hígado, corazón e hipertensión. Tampoco las embarazadas deberían consumirlo.

Las propiedades dietéticas y terapéuticas de vino son reconocidas actualmente por la ciencia moderna. Pero es evidente que estas propiedades se expresan mejor cuando la calidad del producto es excelente y se ha tenido un especial cuidado en el cultivo de las uvas. Las principales propiedades del vino son las siguientes:

Es alimento, tiene un valor nutritivo y es en efecto una sustancia alimentaria que aporta al organismo unos elementos perfectamente asimilables.

Es tónico: La tonicidad del vino tiene su origen principalmente en los taninos. Mientras más rico en taninos más tónico será el vino. Esta tonicidad se manifiesta no solamente en niveles físicos, sino también psíquicos. El vino es, pues, un medio natural de recuperación si es tomado después de un esfuerzo físico. El vino tinto, sobre todo si es viejo, es particularmente indicado en períodos de convalecencia, o en el transcurso de enfermedades infecciosas.

Es equilibrante nervioso: El profesor Fiessinger afirmaba que “el vino mantiene en un justo equilibrio la mente y los sentimientos”, desarrolla en efecto propiedades euforizantes particularmente beneficiosas para la depresión. Se recomienda sobre todo cuando el paciente debe, por razones particulares, observar unas restricciones alimentarias por razón de dieta terapéutica.

Es digestivo: De buena calidad, absorbido en dosis razonables en el curso de las comidas, facilita el mecanismo de la digestión. Es muy rico en vitamina B2. Esta vitamina permite eliminar las toxinas y la regeneración del hígado. Participa de una manera activa en el metabolismo de las proteínas y de los glúcidos.

Estimula la segregación de los jugos gástricos. Es particularmente indicado con las carnes y pescados, pues facilita el proceso digestivo. También se reconoce que el consumo de vino tinto, fuente de taninos, actúa sobre las fibras lisas de la musculatura intestinal y aumenta así las propiedades peristálticas, siendo un medio suplementario para evitar el riesgo de constipación. Un buen vino puede entonces revelarse como eficaz en el tratamiento de colitis espasmódica.

Es diurético: Particularmente el vino blanco es diurético. Los vinos blancos ácidos y también los cavas son ricos en tartratos y en sulfatos de potasio que actúan como benéfico sobre los riñones, asegurando así una mejor eliminación de toxinas.

Es remineralizante: Contiene una fuerte concentración de sales minerales que son del todo perfectamente asimilables. Entre ellas, se deben citar sobre todo el calcio, potasio, magnesio, silicio y también zinc, flúor, cobre, manganeso, cromo y el anión mineral sulfúrico.

Es bactericida: La acción bactericida del vino ha estado presente desde al antigüedad. Se manifiesta después, sobre todo, de epidemias. En 1886, Rambuteau remarca que los bebedores de vino eran menos sensibles al cólera que los bebedores de agua. Recientemente el profesor Masquelier ha demostrado el poder bactericida de los tintos de Burdeos en casos de “collibacillose”.

Es antialérgico: Para el profesor Masquellier es evidente que el vino se opone a todo exceso de formación de histaminas, que es el elemento responsable de los fenómenos alérgicos. Por otra parte, la riqueza de manganeso y de vitamina B hace del vino un buen antialérgico.

Se puede decir por último que el vino tiene una acción benéfica sobre el sistema cardiovascular. En efecto es en el sistema cardiovascular donde el vino parece actuar con el máximo de eficacia. El laboratorio del profesor Masquelier ha demostrado que ciertos constituyentes del vino podían prevenir el infarto de miocardio. Los constituyentes responsables de esta acción protectora son las procianidinas.

NUEVE NORMAS SOBRE VINO Y SALUD
1- Es una bebida para adultos sanos, absolutamente incompatible para las mujeres en estado de gestación y los lactantes, así como para los inmoderados.
2- Es sano solamente cuando es bebido con moderación, es decir, con respeto, educación, cultura e inteligencia, lo cual permite disfrutarlo con los cinco sentidos.
3- Los mayores encantos del vino están en sus matices cromáticos y en sus aromas, ni beber mucho ni beber deprisa aumentan el placer del vino, sino todo lo contrario.
4- Beber vino moderadamente es sano, e incluso recomendable, y causa placer, beberlo despacio aumenta ese tiempo de placer y el placer mismo.
5- No beba nunca vino en ayunas, el vino está hecho para acompañar a otros alimentos y no como un objetivo por sí mismo.
6- Armonizar vino con alimentos, así como vinos con oportunidades es un arte.
7- Con el fin de marginar definitivamente el abuso del vino y para alcanzar consumos moderados y razonables, es necesario que el conocimiento del vino sea transmitido desde el entorno familiar en el que los mediterráneos lo han bebido durante miles de años.
8- Las familias, y en general los mayores que conocen el vino deben erigirse en su principal vehículo de divulgación y en indiscutible ejemplo de moderación.
9- Es preferible no beber vino solo, el vino es una bebida convivencial y ha de ser compartido.

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