El vino se sumerge en
las últimas tecnologías

El vino se sumerge en<BR>las últimas tecnologías

EFE. reportajes. El sector del vino se baña en las últimas tecnologías con soluciones para mejorar su calidad. Existen imágenes de cultivos por satélite, cartografías digitales, posicionamiento mediante GPS y, además, sensores y aparatos como bocas electrónicas para la cata.

Cada vez más, empresas bodegueras, laboratorios, centros tecnológicos, universidades, asociaciones y organismos trabajan para mejorar la automatización y sistematización del control de los caldos y, por ende, de su calidad, con las nuevas tecnologías.

Según los datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), los intercambios de vino en el mundo están aumentando. Así, en 2010, se incrementaron el 6.7% respecto al ejercicio anterior, hasta alcanzar los 92 millones de hectolitros.

De acuerdo con esas cifras, el año pasado se consumieron 236,300,000 hectolitros de vino, una cifra similar a la de 2009, y Francia desbancó a Italia como primer productor mundial, con casi 45 millones de hectolitros.

El interés por mejorar la calidad del vino se está incrementando.

España, por ejemplo, acaba de crear una plataforma tecnológica del vino que funciona como foro de reflexión entre los agentes del sector del vino español.

Entre los grupos que la lideran están las Bodegas Miguel Torres, junto a entidades investigadoras y asociaciones, como la Federación Española del Vino (FEV) o la Conferencia Española de Consejos Reguladores.

Según Antonio Morata, del Departamento de Tecnología de Alimentos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM),  “las nuevas tecnologías están siendo utilizadas en todas las fases de producción del vino.

Es decir, desde el mismo terreno de cultivo de la uva hasta los posteriores procesos de estrujado y fermentación previa a la consecución del caldo”.

En   el embotellado, las tecnologías ayudan a la detección de posibles alteraciones en sus componentes, como los corchos.

Y más cerca del consumidor, en los procesos de cata, para hacer más objetiva la percepción del caldo, existen bocas, narices y hasta ojos electrónicos que garantizan una mejor valoración de sabores, olores, y un más adecuado aspecto del vino.

Tractores con ordenadores a bordo. También se están equipando con tecnologías los tractores, mediante sistemas informáticos que modifican “in situ” las dosis de suministro de fertilizantes o sistemas de riego inteligentes que dosifican las cantidades de agua requeridas, en función de las necesidades de cada zona del terreno.

“Un viñedo puede tener distintos tipos de suelo, desde el punto de vista de su composición, y además puede verse afectado por diferentes microclimas”, explica Morata.

Herramienta. La utilización de Sistemas de Información Geográfica (SIG) asociados a cartografías digitales está sirviendo también como herramienta esencial dentro de una nueva viticultura de precisión.

Frente a las técnicas convencionales, que pasan por ir catando uvas por zonas o hacer inspecciones visuales para conocer la calidad de un viñedo, la tecnología permite mediciones de superficies muy extensas en poco tiempo, y contrastar estos datos con sistemas SIG.

Imágenes por infrarrojos para regar fino

En viticultura de precisión se están usando imágenes por infrarrojos que ofrecen información detallada y  permiten ajustar los riegos y hacerlos, por ejemplo, “más finos, es decir, no tan burdos”, ha explicado el ingeniero de Informática Gregorio Corral, del Departamento de Telemática de la Universidad Carlos III, de Madrid.

El objetivo de estas técnicas es poder conocer, en cualquier momento, el grado de evolución de los distintos parámetros de la uva y que posteriormente influirán en la calidad del vino: maduración, riqueza azucarada, etcétera. Según Corral, en la viticultura de precisión se trabaja también con redes de sensores inalámbricos para conocer los niveles de humedad de un terreno. La tecnología es todavía poco viable desde el punto de vista de la recarga energética.

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