El voto blanco, no debe ser un cheque en blanco

El voto blanco, no debe ser un cheque en blanco

Hay dos opciones. Por un lado el continuismo, el fortalecimiento de la dictadura constitucional y la concentración de poder en un grupo que ha creado la corporación PLD.

Esta corporación es endogámica, es un grupo cerrado, estratificado y de lealtades recíprocas con los miembros de la corporación y los allegados, cuyos canales de comunicación con el resto de la sociedad es la prebenda, el acceso a negocios espurios  y el clientelismo, con los cuales compran voluntades, someten, sojuzgan y atemorizan  para generar lealtades en la población. Esta dinámica social es intrínsecamente opuesta, destructora y negadora de una sociedad basada en derechos.

En ese contexto es que surge la “gente de primera”, es decir, los miembros y allegados de la corporación, que se enriquecen desde el Estado, reparten en forma clientelar los bienes públicos, que disfrutan de impunidad y venden protección, entre otras formas ilegítimas de relacionamiento con la sociedad.

Esa corporación PLD tiene un candidato, que para serlo debió pactar en la corporación. Se comprometió y dio garantías a la estructura actual de mando, de lo contrario no hubiese sido el candidato. Por eso habla con vaguedades, como que la corrupción es una cultura en la sociedad dominicana, etc.  La meta es fortalecer la concentración del  poder  formal y real de la corporación, para seguir gobernando al margen y sin lealtad a la ciudadanía.  El mejor ejemplo fue el fatídico “voten honorables”, que sirvió para condenar a la población a más ignorancia, lo cual es funcional a la dinámica de concentración de poder de la corporación.

La otra opción no funciona como corporación, tiene una estructura más democrática, es menos organizada y ha cometido serios errores en el pasado. Los admite y afirma estar dispuesta a corregirlos.

Ambos necesitan de la población para ganar elecciones y se relacionan de forma diferente con ella. La corporación es mediante la repartición de los bienes públicos y la otra no tiene recursos y, por lo tanto, apela al convencimiento, al hartazgo o al carisma del candidato.

Pero la diferencia fundamental será para gobernar. La corporación utiliza la ciudadanía en forma desechable hasta las próximas elecciones, mientras que el PRD necesitará de la población no solo para ganar sino para gobernar, ya que los demás poderes formales del Estado son parte de la corporación. Ahí se abre una brecha importante para que la ciudadanía organizada reclame un pacto que genere inclusión social. El PRD y el Sr. Mejía, tendrán que gobernar con la sociedad, es un requisito lógico para la gobernabilidad. La sociedad organizada tendrá que empujar en esa dirección de donde tendrá que surgir un gran pacto y ser vigilante para que el voto blanco no se convierta en un cheque en blanco. 

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