El voto secuestrado

El voto secuestrado

Oí decir y repetir mil veces que las clases sociales no se suicidan.  O querrán decir que son los malos políticos nuestros sepultureros. Ha dado mucho que decir, las declaraciones hechas por el candidato presidencial del PRD  negando el pago de deudas públicas, nuevas y viejas, contraídas por el  Estado, dichas  no en  un encuentro con la Sun Land, Barrick Gold y adlátere,  sino con la Confederación Dominicana de Pequeñas y Medianas Empresas, cuyos anfitriones quedaron advertidos: “Si no han cobrado, prepárense, porque no van a cobrar conmigo” invitándolos irse a huelga. Quiso aclarar después, donde dije digo, quise decir Diego… pero dejó la roncha, que aprovechan sus adversarios políticos.

Y  vino a la mente unas declaraciones, guardando distancia, atribuidas al Profesor Bosch a raíz de las elecciones del 66, cuando, estando el país ocupado por tropas invasoras, recomendó a sus electores “ir con palos y con piedras;” lo que muchos aún califican como una insensatez, causante de su derrota electoral.

Pienso que uno y otro, en distintos escenarios, no estarían pensando en ese momento en  ganar las elecciones, sino en   lo improbable que les sería subir al poder y  gobernar como Dios manda. Bosch lo repetiría cientos de veces: “Lo que los Yankees nos arrebataron con las armas, no lo van a dar por los votos.” Tenía absoluta razón y conciencia de lo que hacía y por qué lo hacía.

Sólo su derrota permitiría la evacuación de las tropas norteamericanas y creía que Joaquín Balaguer  bailaría al son de su diapasón. En eso se equivocó. Balaguer seguiría  el modelo represivo y  servil que el imperialismo impuso y que Bosch, de nuevo gobernante, sencillamente, no podría gobernar así, de rodillas. De ahí su tesis de la Dictadura con Respaldo Popular. Su cierre de camino y su grandeza.

Hipólito Mejía, en esta contienda, ha sido el gran triunfador. Gane o pierda las elecciones logró lo que quería: ser  redimido por  su partido y  las masas populares. ¡“Llegó Papá.”! Pero sabe o debe saber  que se encuentra enredado en las patas del caballo. Cercado por el poder omnímodo del Estado, que tiene su origen en la Constitución del 2010, cuando el poder constituido le birló al pueblo su soberanía, para darle paso a una red institucional infranqueable que no le permitirá a nadie  gobernar  “por un país mejor, pero para todos.” ¿Y Danilo, ahora que el Estado que ayer lo derrotó   hoy  se vuelca a su favor,  maniatado y agradecido como está ¿le será posible hacer de su ilusión un realidad tangible? ¡“Hacer lo que nunca se ha hecho”!

En política, la ambición por el mando hace  pensar que todo se puede, sin importar las consecuencias. Pero los ciudadanos en esta angustiosa y trágica coyuntura donde se define el destino inmediato del país que queremos, debemos pensar más allá del voto obligatorio por el menos malo.

El que nos ata a la coyunda. Que la democracia no se resuelve por el hecho de votar o dejar de hacerlo, libremente. Que el país viable requiere de cambios y esfuerzos renovados, para evitar nuevas  frustraciones y lamentaciones tardías.

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