Hoy 
POR MU-KIEN ADRIANA SANG
¿Estaba Minerva? Estaba
¿Estaba Patria? Estaba
¿Estaba María Teresa? Estaba
Estaban las Mirabal.
Encendido en cada pecho
El dolor / la cruz
Chorro de sangre los ojos
Lágrimas de tantos huesos…
Las tres amaban la Patria
El tambor / la libertad
Las tres rodaron / cada una
Era bandera
Una bandera muy grande
Que aprisionaba sus cuerpos
Con la carne destrozada.
Donde flotan las banderas
Lloran por la libertad Minerva / Patria / María Teresa
Que bellas en el tope están
Las hijas de Doña Chea
Madre de las Mirabal.
Aída Cartagena Portalatín,
Cantan las Mirabal
No imaginé nunca que aquella tarde en que el buen amigo Rafael Ovalles, me llamó y me dijo que él y Edilí tenían interés de conversar conmigo, las cosas llegarían tan lejos. Como no imaginé tampoco que aquella tarde en que nos dimos cita en una cafetería popular de la ciudad y me plantearon que escribiera un monólogo sobre Minerva Mirabal, cuatro años después todavía estuviera yo hablando de Minerva.
Primero el proceso de búsqueda de información, las entrevistas, para pasar luego a la elaboración del monólogo. Paralelamente se trabajó en el libro y en el sometimiento al concurso para presentar la obra en la temporada teatral del Teatro Nacional patrocinado por Shell en noviembre del 2003. Allí estuvo la obra por un mes en cartelera. El público pidió de nuevo la obra, y se llevó una vez más al Teatro Nacional en marzo del 2004. El libro también tuvo tan buena acogida, que la primera edición se vendió en dos meses y ya para mayo del 2004 habíamos vendido la segunda, editando una tercera edición en julio de ese año.
Pero lo más interesante ha sido el impacto causado en los jóvenes. El libro fue asignado como lectura en colegios y universidades. Algunos de los cuales, hicieron foros abiertos para su discusión. Participé en varios de los encuentros. No olvido las preguntas maliciosas e inteligentes del grupo de estudiantes del Colegio Leonardo Da Vinci de Santiago, o la de los niños del Community for Learning.
La familia Mirabal, Edilí y su esposo Rafael Ovalles y yo fuimos invitados a las representaciones teatrales maravillosas que hicieron los estudiantes del New Horizons y del Colegio CONSA, cuyo grupo ha sido solicitado en más de 20 ocasiones para hacer la presentación en varios centros educativos del país. El día que fui a ver la presentación, a la que también habían invitado a toda la familia Mirabal, me emocioné al ver a esas jóvenes recitar los textos que había escrito. Me sentí dichosa de haber encendido la chispa en esa parte de la juventud.
Hace poco fui invitada por Bruno Rosario Candelier, el creador del Movimiento Interiorista a Montecristi. Allí el amigo Bruno hizo un análisis estilístico de la obra, pero sobre todo un grupo de tres actores escenificaron algunas de las escenas del monólogo. Me sentí emocionada de escuchar en otras voces las palabras que escribí.
Pero el vuelo de Minerva ha trascendido la frontera. En octubre del 2005, Ovalles, Edilí y yo viajamos a Cleveland a presentar la obra en la universidad de CASE. Latinos de varias partes del mundo, norteamericanos familiarizados con el español y dominicanos residentes en esa hermosa ciudad se dieron cita para hacer revivir de nuevo a Minerva Mirabal. Vi los rostros llorosos de los presentes, y me sentí dichosa de saber que había llegado al alma de esas personas que no sabían el drama que habíamos vivido.
Hace unos días Ovalles, Edilí y yo volvimos a arreglar las maletas para presentar a Minerva. La universidad de La Salle en Filadelfia, a través de la Organización de Estudiantes Latinoamericanos nos invitó a presentar la obra y a realizar un panel de discusión sobre la dictadura. El evento fue muy interesante. Participaron Flavio Darío Espinal, en su calidad de politólogo y Embajador, y Rosario Espinal, profesora de Temple University en Filadelfia, para que expusieran sus ideas en torno a Trujillo y la historia política dominicana. Yo por mi parte hice una pequeña referencia al monólogo. Luego Edilí presentó la obra. Esta vez con un nuevo vestuario y una nueva puesta en escena.
Así, la aventura de Minerva se mantiene. Las mariposas siguen su vuelo. Me siento dichosa de haber formado parte de esa gran y hermosa experiencia.
