El éxito chino por la membresía en la OMC

<p>El éxito chino por la membresía en la OMC</p>

Hace cinco años que la mayor transformación económica del mundo moderno empezó a caminar con paso permanente, y de que China se incorporara a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Desde el punto de vista de China, la membresía en la OMC ha sido un éxito casi indetenible.    

Sin embargo, su dominio de ciertos sectores del comercio mundial ha creado una reacción en sentido contrario, y algunas de sus ganancias principales han llegado a un precio demasiado alto.

El asombroso éxito de las exportaciones chinas no se debe enteramente a su incorporación a la OMC.

Ya el país había visto crecer sus exportaciones anuales de US$20 millardos a casi US$300 millardos en las dos décadas, entre el comienzo de las reformas económicas orientadas al mercado y el ingreso en la OMC en 2001.

Durante ese tiempo, su acceso al mercado dependía del capricho de sus socios comerciales y no tuvo acceso a las negociaciones de la OMC y el acuerdo en el proceso de debates.

Aún así, su ritmo levantó más después de 2001. Las importaciones y exportaciones en conjunto de 2005 llegaron a US$1,4 millardos, y las de 2006 se calcula en US$1,7  millardos, más de tres veces el nivel de 2001.

China es una de las economías -que realmente son algo más escasas de lo que las obsesiones de los gobiernos con los acuerdos comerciales pudiera indicar- que obvia y rápidamente se ha beneficiado del levantamiento de las tarifas formales y las barreras que implican las cuotas.

Una combinación de mano de obra barata y abundante, una infraestructura relativamente buena y grandes incentivos, tanto para la inversión directa local y extranjera, han producido un sector manufacturero perpetuamente en tensión, bajo la fusta del acceso a los mercados.

Cuando el periodo de transición del Acuerdo Multi-Fibra -un sistema global de cuotas para los textiles y la indumentaria- llegó a su fin en 2005, por ejemplo, China incrementó rápidamente su porción del mercado global de ropa.

Ha habido alguna resistencia de envergadura, en la que la Unión Europea y Estados Unidos han acudido a las cuotas emergentes de “salvaguarda”, para contener la ola de exportaciones chinas, pero esas restricciones son limitadas en escala y tiempo.

A menos que las restricciones comerciales se incrementen en forma marcada, el dominio de China del mercado manufacturero de bajo costo es probable que continúe.

En verdad, junto al incremento de sus exportaciones, China se ha convertido en un chivo expiatorio favorecido, entre otros miembros de la OMC, por los crecientes desequilibrios de la economía global, que han visto subir el déficit de la cuenta corriente de EEUU de lo que fue considerado en algún momento un nivel preocupante de 4% del producto interno bruto en 2001, a un 7% sin precedentes.

China es el objetivo número uno de las denominadas acciones “anti-dumping” -tarifas emergentes a las importaciones que se aplican cuando los productos del exterior aparentemente están siendo subsidiados en los mercados mundiales para ganar una tajada global. El papel continuo del Estado en la economía, ha debilitado el intento de China de ganarse el estatus de “economía de mercado” (EEM). Esto significaría que los socios comerciales que buscan demostrar que los productos chinos han sido subsidiados en sus mercados, tendrían que compararlos con los precios dentro de la propia China.

Actualmente, pueden escoger los precios a comparar en una economía supuestamente similar, un proceso que produce datos que casi siempre respaldan la acusación de “dumping”.

La preponderancia del procesamiento de bajo valor agregado y operaciones de ensamblaje en la economía china, la convierte en un blanco para la ira del proteccionismo político que resulta desproporcionada con su volumen real.

China es el tercer mayor exportador mundial en bruto, pero en realidad, mucho de eso refleja su posición al final de una línea de ensamblaje que se extiende por toda Asia.

Su excedente comercial con EEUU está compensado por déficits enormes con las economías que la rodean. Esto la hace vulnerable a una caída marcada en la demanda en EEUU, si el resultado de una contracción económica general en América del Norte, o a la imposición de medidas proteccionistas contra las exportaciones chinas.

En realidad, visto desde otra perspectiva, un buen trozo del sector exportador de China parece estar casi  separado, compuesto, como lo hace, por compañías de propiedad extranjera que ensamblan componentes importados para re-exportar a otros mercados extranjeros.

En 2005, el procesamiento de bajo valor agregado y las operaciones de ensamblaje contribuyeron con 55% del total de las exportaciones por un total de US$762 millardos de China, y la mayor parte de sus exportaciones de procesos fueron por empresas financiadas por extranjeros.

Hay algunas señales de que las exportaciones chinas están empezando a diversificarse.

Wang Jinzhen, secretario general del Consejo para la Promoción del Comercio Internacional de China, dice que 30% de las exportaciones chinas ahora la constituyen productos de alta tecnología.

“Fue correcto aceptar grandes cantidades de inversión extranjera para el ensamblaje de baja tecnología hace 20 años, pero ahora tenemos que incrementar el nivel tecnológico de nuestra producción”, dice. 

Ciertamente, esto es bastante cierto sobre una base global, aunque el cambio sigue siendo modesto. Los economistas de Goldman Sachs estiman que 24% de las exportaciones chinas (hasta diciembre) fueron para EEUU menos del 29% en 2002.

Por otra parte, más corporaciones multinacionales están desplazando operaciones de mayor valor agregado, incluyendo investigación y desarrollo, hacia China.

Sin embargo, la opacidad de las cifras significa que la magnitud de un cambio real en las exportaciones que se alejan de las operaciones de procesamiento barato en la manufactura es difícil de corroborar.

Mientras no se produzcan grandes sacudidas, los próximos cinco años de la membresía de China en la OMC se parecerán mucho a los primeros cinco. Pero otra triplicación de las exportaciones e importaciones muy bien pudiera provocar mayor resistencia política de la que ha encontrado hasta ahora.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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