El zoológico republicano: si te das el golpe, ¿la culpa es del martillo?

El zoológico republicano: si te das el golpe, ¿la culpa es del martillo?

Indudablemente el Partido Republicano está viviendo la mayor crisis desde su existencia, lo que posibilita que sobrevivan candidatos como Trump o Cruz, por miedo de los electores frente a la crisis económica y la frustración de importantes segmentos de norteamericanos por no alcanzar el denominado sueño americano que se les vendió después de la Segunda Guerra Mundial, espacio histórico en el que la tecnología se convirtió en un boom, la misma que hoy está reemplazando la manufactura, impulsando a los ciudadanos estadounidenses a que se inclinen hacia los candidatos que prometan recuperar esa forma de vida que imperaba hace 10 años.
No está mal creer en súper espías y conspiraciones, lo que está mal es dejar de ver la realidad y no responder a las verdaderas necesidades de los ciudadanos. Y esto, ellos lo vieron y lo saben: en una encuesta de PEW, un 59% de los republicanos encuestados están de acuerdo en que Trump no sería un buen presidente y un 36% comentaba lo mismo acerca de Cruz.
Pero aun estando en esta situación tan delicada y de fragmentación, una parte de la elite dirigencial del Partido Republicano tiene todavía un camino que los conduzca hacia la luz: en su fuerte deseo por eliminar a Trump, porque no cumple instrucciones y no respeta al partido, están apoyando a Cruz, una actitud imprudente y muy riesgosa para el partido.
Como dijo recientemente en un artículo The Economist, Trump es una desgracia, pero Cruz no es la solución. El senador republicano Lindsey Graham comparaba el elegir entre Trump y Cruz con ser disparado con un arma o ser envenenado. Sorpresivamente, el mismo senador, por evitar el avance de Trump, está apoyando a Cruz.
El senador de Texas, Ted Cruz, metafóricamente la elección del veneno, es, en extremo, un conservador que pone en riesgo la identidad del partido por desunión y discordia y hasta la misma identidad estadounidense por las visiones extremistas, apoyado por practicantes religiosos, protestantes de derecha.
Imagínese a Cruz presidente: la historia nos demuestra cada vez que una visión extremista tiene éxito, se crea un caos potencial en una nación democrática. Escenario que debe ser evitado a todo costo, en un panorama político y económico tan delicado a nivel mundial.
Más peligroso todavía resulta elegir un candidato que se ha dedicado, por mucho tiempo, a sembrar discordia en el partido y en el Senado, y a tomar decisiones que afectan la dirección política. Protegiéndose bajo lo que él llama políticamente correcto, Cruz está propugnando por medidas que favorecen aún más a los súper ricos, creando las condiciones para una mayor desigualdad, tanto económica como social. Los republicanos nos dejan con un tercer candidato, John Kasich, el único de los tres que pudiera cumplir con la educación y la decencia para llevar al partido nuevamente a la unión, y así poder alcanzar la presidencia. Sin embargo, no sale del tercer lugar.
Todas las encuestas, desde hace 8 años, indican un aumento excepcional en la polarización de las relaciones del Partido Republicano y el Demócrata, lo que impide, en el momento, iniciar los diálogos para recuperar el sentido común y tomar la decisión para llegar a un punto intermedio que permita enfrentar temas tan esenciales como el comercio internacional, las reformas tributarias, la legalización de la inmigración, etc.
Aun con toda esa polarización, la nación norteamericana sigue fortaleciéndose económicamente debido a su enorme capacidad tecnológica y de innovación que se sustenta en tres aspectos fundamentales:
• Conforme a un exhaustivo estudio de Reuters, EEUU tiene 9 universidades de las 10 más innovadoras del mundo y 14 de las 20 más innovadoras del mundo, 3 coreanas, una inglesa, una japonesa y una belga.
• Hay un enorme capital de riesgo que se ha caracterizado por invertir en start ups, creando extraordinarios emprendedores jóvenes: Bill Gates, Steven Jobs, Zuckemberg, Larry Page y Sergey Brinn, con edades entre los 19-25 años, que crearon una verdadera revolución tecnológica.
Investigadora asociada: Natalia Dorca

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