«Hay que ponerle rostro y alma de mujer a la política», dicen algunos y parece que sus voces están siendo escuchadas.
La contienda electoral actual tiene muchos factores interesantes y que se prestan para minuciosos análisis. El relevo político que se avecina nos hace detenernos a mirar los pasos de los actores actuales y la grata sorpresa de rostros femeninos nos ha dado un poco de esperanzas.
No es novedad que la política en República Dominicana, como en muchos países, era para «políticos», despreciando y trabando la capacidad, buenas intenciones y honestidad de muchas mujeres que día a día sueñan, trabajan y se preparan para aportar a la nación lo mejor de ellas. Pero tras luchas, poco a poco la mujer ha ido ganando espacios, derribando muros de prejuicios y demostrando que el mundo con ellas es más justo.
En estas complejas elecciones lo relevante no es solo la presencia de mujeres (por imposición/ cuota), sabemos que el liderazgo femenino aspira a más que eso. Si no la incidencia de las mujeres en los diferentes espacios del proceso.
Más de la mitad de los electores son mujeres, un total de 3, 439,354, que representan el 50.6% frente al 49.16% que son hombres, los que podrán decidir en las urnas quienes le representarán en los diferentes cargos. Con estas cifras naturalmente surge la pregunta ¿por quién o quienes votaran las mujeres?
La cuota femenina dominicana es de 20.8 en la Cámara de Diputados, 9.4% en el Senado y 17.6 % a nivel del ejecutivo. Pero por primera vez en la historia Dominicana dos mujeres se presentan a la presidencia, también dos mujeres representan la pasión, responsabilidad, capacidad de las dominicanas como candidatas a la vicepresidencia por las dos principales opciones de esta contienda y debemos aplaudir la llegada de mujeres jóvenes que optan por cargos en los diferentes niveles congresuales y municipales.
Con este escenario que se abre paso, el reto para las dominicanas es reconocer nuestro liderazgo, valorar la historia de las mujeres que hoy allanan el camino para otras, entender que su historia es nuestra historia, que sus causas son las de todas… claro esto no es sencillo, implica un gran esfuerzo de nosotras no solo para nosotras, si no para todos.
Como dije, lo relevante no es el cumplimiento bien o mal de las cuotas, si no lo que haremos con ella para que efectivamente haya más políticas en la política, que le impregnen los valores, la forma de ver y entender el mundo que tenemos.