Elecciones alemanas y la dificultad de formar gobierno

Elecciones alemanas y la dificultad de formar gobierno

ROSARIO ESPINAL
El pasado 18 de septiembre Alemania celebró elecciones nacionales.  Los principales contrincantes fueron Gerhard Schroder, actual canciller y candidato por el Partido Socialdemócrata (SPD) y Angela Merkel, líder del Partido Unión Cristianodemócrata (CDU). La CDU, en alianza con la Unión Cristiana Social (CSU) obtuvo el 35.2% de los votos y 225 escaños en el parlamento, mientras que el SPD obtuvo 34.3% de los votos con 222 escaños.  Ninguno alcanzó la mayoría parlamentaria para elegir un canciller por sí solo, por lo cual, tienen que negociar una coalición para gobernar.  He aquí el dilema.

Las elecciones fueron convocadas de manera anticipada por el canciller Schroder para legitimar su gobierno después de varias derrotas del SPD en elecciones regionales, siendo la más contundente la de Renania Norte Westfalia, el pasado 22 de mayo.

Según Schroder, después de esa derrota en el estado más populoso del país y antiguo bastión del SPD, su partido necesitaba la reafirmación del electorado nacional para proseguir con su gestión gubernamental y evitar la prolongación de un gobierno débil hasta el final de su mandato en el 2006.

En los últimos años, Schroder había sufrido no sólo la erosión de su popularidad como gobernante, sino también la de su partido por la migración del voto socialdemócrata hacia otras alternativas de izquierda.  Primero ocurrió en los años 80 con los Verdes, con quienes el SPD ha tenido que gobernar en coalición en años recientes.  Pero en los últimos meses, el SPD vio su base de apoyo disminuida por el surgimiento del Partido de Izquierda.

Este nuevo partido es fruto de una alianza entre disidentes del SPD bajo el liderazgo de Oskar Lafontaine, antiguo ministro de Schroder y ex-dirigente del SPD, y un grupo de post-comunistas de la antigua Alemania Oriental.  En las elecciones del 18 de septiembre obtuvieron el 8.7% de los votos.

Una alianza del SPD, los Verdes y el Partido de Izquierda permitiría formar un gobierno de mayoría de centro-izquierda que representaría el 51% del electorado y 327 escaños en el parlamento.  Pero Lafontaine y Schroder son actualmente enemigos políticos y se desconoce si tal alianza será posible.  Además, el Partido de Izquierda realizó una campaña de corte muy populista, con promesas de extender considerablemente los programas sociales, que difícilmente implementaría el SPD.

Por su parte, Angela Merkel, candidata de la coalición conservadora CDU/CSU vio ascender su popularidad en las primeras semanas de campaña, pero luego su candidatura perdió fuerza, alcanzando sólo el 35.2% de los votos.

Su propuesta electoral consistía en profundizar las reformas económicas neoliberales, entre ellas, la flexibilización de las leyes laborales, la reducción de impuestos y recortes a los programas sociales.  En política exterior proponía mayor acercamiento con Estados Unidos y se oponía a que Alemania promoviera la integración de Turquía a la Unión Europea.

Aunque Merkel creció en la antigua Alemania Oriental, promovió su candidatura al margen de las necesidades de esa región y no logró solidificar allí su liderazgo.  Le perjudicó también que uno de sus principales aliados políticos del oeste declaró que no podía permitirse que las elecciones de septiembre la decidieran los del este.

Merkel tampoco logró un acercamiento especial con las mujeres, a pesar de haber sido ministra de Asuntos de la Mujer en el gobierno de Helmut Kohl.  Asumió que manteniendo distancia del este y de las mujeres su candidatura sería más atractiva en todo el país.

El Partido Liberal (FDP), que participó de manera independiente en las elecciones con una plataforma neoliberal y obtuvo el 9.8% de los votos, es un aliado potencial del CDU/CSU para formar un gobierno conservador.  Pero la coalición CDU/CSU-FDP no reúne los escaños suficientes para constituir un gobierno de mayoría parlamentaria.

En los días post-electorales, tanto Merkel como Schroder expresaron tener el apoyo del electorado para formar una coalición gobernante.  Pero sus partidos apenas alcanzaron el 35.2% y 34.3% de los votos respectivamente, imposible de justificar como un claro mandato electoral.

Descontentos con el nivel de desempleo (12%), la tasa de pobreza (13.5%) y el bajo crecimiento económico durante el gobierno de Schroder, muchos alemanes buscan un cambio.  De hecho, el 57.6% votó por un partido que no era de la antigua coalición gobernante SPD-Verdes.  Pero cómo lograr ese cambio y bajo qué dirección política, es algo sobre lo cual los alemanes tienen opiniones muy distintas, como lo revela la dispersión del voto el 18 de septiembre en cinco partidos ideológicamente diferentes.

Sin una mayoría electoral para ninguno, el poder de todos ha quedado debilitado.  Ahora los dirigentes de los cinco partidos con escaños parlamentarios negocian para establecer una nueva coalición gobernante: de centro-izquierda, conservadora o algún otro híbrido; de mayoría o minoría parlamentaria.  Si no hay acuerdo político para formar gobierno, existe la posibilidad de realizar nuevas elecciones.

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