Elecciones con refuerzo viral

Elecciones con refuerzo viral

Era inevitable que las preocupaciones por la salud y la vida que invadieron al pueblo a raíz de la Covid-19 hicieran girar hacia ellas los intereses y estrategias del proselitismo al coincidir con elecciones y brindar una oportunidad de oro para conquistar simpatías de electores vía sus urgencias y a base de caridades que llenan huecos reclamables al Gobierno. Lo han hecho otros sectores con intereses diversos y capacitados para la generosidad. !Y qué bien! Desde luego, existen por ley límites inviolables a la inversión de campaña para garantizar la igualdad entre competidores. Es de rigor transparentar la procedencia y llenar requisitos impositivos para todo tipo de gastos; y está a la vista una instrumentación a veces descomunal de recursos para fines partidarios, independientemente del altruismo que lleve detrás.

La crisis sanitaria ha dejado campo abierto a la batalla por la Presidencia y otros cargos y cada donación, aun llevando buena intención, ha tenido la compañía de exaltaciones con profusión de publicidad y reclamos de heroísmos para condicionar voluntades. A más saliva, más hojaldre. En esta democracia pobremente reglamentada para propiciar debates programáticos y conceptuales, con muestras tangibles de méritos para gobernar, los patrimonios personales, partidarios y sectoriales conservan un peso específico que distorsiona y resta calidad a los ejercicios electorales.

Excepciones a considerar

Sin talleres de reparación de vehículos ni tiendas de repuestos disponibles, por largo tiempo se ha ido erosionando la capacidad de transportar cargas, incluyendo muchas vitales, y de dar usos personales y familiares a los autos, ahora que no hay servicios colectivos. Daño a daño por la continuidad de los usos, el parque vehicular se achica, se retrasan abastecimientos y hasta las flotas de unidades para cubrir emergencias pierden el apoyo técnico que debe garantizar su amplia disponibilidad.

Otra restricción muy lesiva a la marcha de la economía, el empleo y el mercado inmobiliario (para lo presente y el futuro) es la que impide construir edificios sin que parezca que se logre una significativa disminución de contactos personales en estos tiempos de tantas maquinarias que hacen sobrar a los hombres aunque lleven mascarillas.

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