Elecciones de bufetes directivos

Elecciones de bufetes directivos

Dice el Artículo 34 de la Constitución de la República que «el 16 de agosto de cada año el Senado y la Cámara de Diputados elegirán sus respectivos bufetes directivos, integrados por un presidente, un vicepresidente y dos secretarios».

La reelección de Alfredo Pacheco en la Cámara de Diputados es inminente, por la sencilla razón de que es apoyado por todos los diputados del Partido Revolucionario Dominicano (independientemente de tendencias) y también  por aquellos que pertenecen a las demás entidades políticas representadas en ese hemiciclo.

Es un caso extraño que en un hemiciclo históricamente controversial y que envuelve a tantos intereses la reelección de Alfredo Pacheco resulte consensual. La razón hay que buscarla en la humildad y el carácter equilibrado exhibido por Pacheco, de quien se dice que es el único presidente que ha tenido la Cámara de Diputados, en los últimos tiempos que ha sabido redistribuir equitativamente el presupuesto en ese hemiciclo entre todos los diputados.

Mientras en la Cámara de Diputados la reelección de Pacheco es un hecho, porque hasta el PPH se ha visto en la obligación de apoyarlo, no ocurre lo mismo en el Senado de la República, donde hay serios disgustos con el pago que el PPH le ha dado a Jesús Vásquez (Chu), quien también es un joven de conducta humilde, ha realizado buena gestión (donde se destaca la trasnparencia) y es un gran líder político en la provincia María Trinidad Sánchez.

El que valora la gestión de Chu al frente del Senado de la República y las cualidades que adornan a este joven, diría que no tiene sentido lo que ha hecho la cúpula del PPH, al retirarle el apoyo para un segundo período.

La actividad política tiene cierto parecido al juego de ajedrez. Y todas las fichas que mueva el PPH en este período de transición tiene su explicación y dentro de ese contexto hay que inscribir el desplante e irrespeto cometido en contra de Jesús Vásquez.

Chu se sorprende con la inoportuna convocatoria hecha por la cúpula del PPH para la selección del candidato a presidir el Senado a partir del 16 de agosto. Es una elección interna que siempre se hace a finales de julio y en esta oportunidad hubo prisa y se realizó a mediados de julio. ¿Por qué esa premura y por qué se pretende quitar del medio a un tipo sano y bueno como Jesús Vásquez y que, además, siempre le fue fiel a Hipólito Mejía?

Lo primero es que se trata de gente sin concepto de la gratitud ni le importa cuestión de fidelidad. Lo que se le hace a Chu ahora es una repetición de la experiencia cometida en contra de Ramón Alburquerque, uno de los hombres de mayor preparación intelectual del país, quien también había efectuado un magnífico trabajo al frente del Senado y contribuyó grandemente par que Hipólito ascienda a la Presidencia de la República. ¿Y de qué forma se le pagó! Todos recordamos los epítetos y calificativos usados por el presidente Mejía para dirigirse a Ramón.

De manera que Jesús Vásquez no puede esperar nada bueno de la cúpula del PPH, mucho menos en estos momentos. El PPH ahora mismo solo está pensando en mantener el control del Senado mediante alguien posiblemente manejable, para sí tener fuentes de empleo, un presupuesto a su disposición, continuar controlando la Junta Central Electoral y, lo que es más importante todavía, usar el Senado como un instrumento de negociación de impunidades de funcionarios acusados de actos dolosos en sus pasos por la administración pública.

El Senado se convertiría en fuerza de choque del PPH y no aprobaría ninguna iniciativa proveniente del Poder Ejecutivo, ante la hipótesis de que el gobierno peledeísta dirija (¡cómo debe de dirigir!) iniciativas judiciales en contra de antiguos servidores del gobierno del presidente Mejía que se les impute actos de prevaricación en desmedro del erario.

De producirse un escenario similar, surge la pregunta siguiente: ¿Bao que condiciones los senadores del PRD se dejarían tomar como instrumento de negociación de impunidades, si posiblemente muchos de ellos en nada se beneficiaron de los actos dolosos cometidos por esos funcionarios.

Algo más: muchos legisladores ni siquiera eran recibido por algunos de esos funcionarios, cuando los primeros diligenciaban soluciones a diferentes problemas relativos a sus respectivas demarcaciones geográficas, lo que constituye una falta de consideración y de respeto a personas electas por el voto directo del pueblo dominicano.

Los senadores de la República tienen la gran oportunidad de revisar el atropello cometido en contra de Jesús Vásquez. Es una forma, inclusive, de cortarle «las alas» a un apersona con futuro, por tener un liderazgo que traspasa a su propia provincia, que es altamente conocido en la población, que se ha ganado un espacio en el escenario político nacional.

Los senadores perredeístas no deben permitir tampoco que se les coarte su libertad de reunión (como s fueran muchachos) y gente sin calidades de ningún tipo viva trazándoles pautas y amenazándolos con expulsión porque es una forma de subestimar hasta la inteligencia de esos legisladores, porque es evidente lo que hay ene l fondo de todo lo que se viene haciendo.

El 16 de agosto venidero Alfredo Pacheco y Jesús Vásquez debían de ser reelectos en sus respectivos bufetes directivos, porque ambos han realizado buena labor y ese sería el mejor reconocimiento que se le puede otorgar a gente que lo ha hecho bien.

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