Ha sido una victoria clara. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE – centroizquierda) logró imponerse en las elecciones generales realizadas este domingo en España.
Liderado por el actual presidente de gobierno, Pedro Sánchez, el PSOE logró 123 escaños, superando por más de tres millones de votos a su principal competidor, el Partido Popular (PP – centroderecha), que sufrió una debacle y tan solo obtuvo 66 representantes en el Parlamento español.
La fuga de votos que ha sufrido el PP puede atribuirse a los buenos resultados del partido de centroderecha Ciudadanos (57 diputados) y a los 24 representantes conseguidos por la formación del ultraderecha Vox.
Unidas Podemos se adjudicó 42 escaños, un resultado peor que el que obtuvo en pasadas elecciones.
Pese a su victoria, el PSOE sigue quedando muy lejos de la posibilidad de gobernar en solitario pues, teniendo España un sistema político parlamentario, es necesario contar con el apoyo de una mayoría absoluta (176 escaños) en el Congreso de los Diputados para ser investido como presidente.
1. Un pacto con la izquierda y los partidos minoritarios
Para permanecer en La Moncloa (sede del gobierno español), algunos analistas consideran que la alianza más natural para el PSOE es asociarse con el izquierdista Unidas Podemos, pues se trata de una agrupación que ya apoyó a Sánchez en la moción de 2018 y que ha manifestado su disposición a buscar un pacto de gobierno.
Sin embargo, el partido encabezado por Pablo Iglesias solo obtuvo 42 escaños, por lo cual su apoyo no será suficiente.
Así, en este escenario, el Partido Socialista necesitará buscar el apoyo de otros grupos minoritarios del Congreso, entre ellos los nacionalistas catalanes y vascos.
La suma de los escaños del PSOE (123) con los de Podemos (42) y otras fuerzas más pequeñas como el Partido Nacionalista Vasco (6), Coalición Canaria (2), Compromís (1) y el Partido Regionalista de Cantabria (1) alcanza a 175.
Por ello, si Sánchez quiere ser investido sin el apoyo expreso de los independentistas catalanes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de Junts Per Catalunya (JxCat), deberá lograr al menos una abstención entre alguna de las formaciones que no le va a apoyar.
Es una tarea difícil que requerirá de complejas negociaciones.
«Va a tener que sondear esa vía. Es obvio que Pedro Sánchez no va a contar con la abstención del Partido Popular o la abstención de Vox. Es decir, va a tener que buscar adhesiones a un pacto de izquierdas parecido al que hubo en la moción de censura», asegura Lluís Orriols, profesor de ciencias políticas de la Universidad Carlos III de Madrid.
2. Investidura por mayoría simple
Si la tarea de sumar apoyos para lograr los 176 escaños de la mayoría absoluta se hace difícil, la legislación española contempla la posibilidad de que el presidente de gobierno sea elegido con una mayoría simple.
Según prevé el artículo 99 de la Constitución, si el Congreso no otorga su confianza por mayoría absoluta al candidato a presidente, su candidatura será sometida a una nueva votación 48 horas más tarde y resultaría aprobada si obtiene una mayoría simple, es decir, que sean más los votos favorables que los contrarios.
Esa posibilidad, no obstante, obligaría a Sánchez y al PSOE a procurar un número suficiente de abstenciones para evitar que los votos en su contra superen a los votos a favor.
En este escenario, los independentistas catalanes pueden ser decisivos.
3. Un acuerdo con Ciudadanos
Una alianza entre PSOE y el partido de centroderecha Ciudadanos sumaría apoyos suficientes no solamente para lograr investir a Sánchez como presidente sino que además -si esas organizaciones lo quisieran- les permitiría formar un gobierno estable que contaría con una mayoría de 180 escaños (Ciudadanos obtuvo 57).
Desde el punto de vista político, sería una fórmula atractiva para una parte del electorado de centro que percibe a esos partidos como opciones moderadas.
No obstante, esta opción es rechazada por una parte de las bases del PSOE y, además, ha sido descartada en el pasado por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.