¿Elecciones en Haití?

¿Elecciones en Haití?

Hay gobiernos de países poderosos que entienden que la democracia es el producto de elecciones para escoger las autoridades de la nación, desde el más humilde alcalde de la jurisdicción más remota, hasta el Presidente y Vicepresidente del país, y no es así. En el caso de Haití, ahora vuelve el afán estúpido y absurdo de autoridades de Estados Unidos, Francia, Canadá y hasta de las narigoneadas Naciones Unidas, de celebrar elecciones en Haití, como si hubiera garantía alguna de que los comicios cumplirán con las reglas mínimas que garanticen resultados ciertos, creíbles.

En este momento, sufrimos una peligrosa y continuada invasión física con nadie sabe cuántos cientos de miles o si millones de haitianos que residen aquí, a las buenas, a las malas, ilegalmente y/o a la fuerza.

Ello, a pesar de que la autoridad nacional dice que está en capacidad de contener una invasión masiva, violenta, bien organizada, respaldada por los haitianos que viven en Haití y por los haitianos que viven aquí.

Sabemos que no hay una decisión política ni una política de migración con planes claros para detener una estampida de haitianos hacia nuestro país.

Las autoridades no han sido capaces de contener la invasión pacífica que nos toma de tontos por la frontera norte, que revive el Camino de San Juan, que cruza las montañas por Pedernales, que vadea el agua que haya que vadear hasta cruzar la frontera hacia el este.

Los haitianos que viven aquí ya conocen los movimientos de todos, a qué hora cruzamos por cuál esquina, en qué dirección, cuántas personas lleva el vehículo, a qué hora regresamos a nuestras casas y por cuáles calles caminamos a todas horas. Eso de elecciones en Haití está muy bien como recurso politiquero, propagandístico, demagógico. En las últimas décadas del siglo pasado, cada vez que se intentó celebrar elecciones libres, equilibradas y respetuosas de los derechos de los electores, se produjo un baño de sangre que se llevó hasta a un joven camarógrafo dominicano, muy querido entre los periodistas por su valor y el ejercicio respetuoso de su trabajo.

En una ocasión trataba el tema de la “organización” electoral de Haití con mi más que amigo el General (r) Oscar Padilla Medrano, con amplios conocimientos de Haití adquiridos desde antes de ocupar titularidad de la Embajada Dominicana en Puerto Príncipe.

Oscar me comentaba, dentro de las informaciones que me ofreció: “K. Bito no hay registro civil ¿Cómo se pueden organizar unas elecciones confiables?

¿Qué ocurrirá en Haití? ¿Seguiremos como víctimas de sus desaciertos? ¿Hasta cuándo seguirá la ebullición social, cuánto se contendrá, cuándo estallará?

Algún día, que ojalá esté equivocado, el parto de la Historia producirá el estallido de la fuerza contenida, entonces no quiero reclamar: yo lo dije, aún hay tiempo.

 

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