Puerto Príncipa, (AFP) – El presidente de Haití, René Preval, anunció este miércoles la celebración de elecciones presidenciales y legislativas el 28 de noviembre, los primeros comicios en el país desde el devastador sismo del 12 de enero.

Manifestaciones fueron organizadas en la capital Puerto Príncipe estas últimas semanas, para reclamar la dimisión del presidente Preval antes del fin de su mandato, el 7 de febrero 2011 y su sustitución por un gobierno provisorio.

La oposición acusa a Preval de controlar el aparato electoral y de procurar conservar el poder más allá de su mandato.

Los comicios, previstos originalmente para el 28 de febrero, debieron ser aplazados después del sismo de magnitud 7,0 que arrasó gran parte de la capital Puerto Príncipe. Ahora se celebrarán el 28 de noviembre, anunció la presidencia en un comunicado.

Tras el sismo, la sede del consejo electoral se desplomó, matando a muchos de los funcionarios involucrados en la planificación de las elecciones.

Asimismo la misión de la ONU en Haití (Minustah), que iba a supervisar las elecciones, también se vio afectada con especial dureza y la pérdida de decenas de efectivos.

Al tiempo que designarán al sucesor de Preval, los comicios de noviembre servirán para renovar los 99 escaños de la Cámara de Diputados así como una tercera parte del Senado.

En una entrevista con la AFP en abril, René Preval había expresado su voluntad de tener elecciones este año a pesar de las dificultades previsibles para organizar exitosos comicios, dados los numerosos haitianos desplazados a raíz de la catástrofe. Es crucial «no dejar un vacío político», había juzgado.

«La ausencia de autoridades legítimas podría generar problemas de confianza, no sólo para la comunidad internacional, sino también para los inversionistas», había analizado.

A pesar de los múltiples escollos que no dejarían de presentarse, la ONU estimó hace poco que era posible organizar elecciones en Haití de aquí al fin del año «para permitir a los haitianos designar a sus dirigentes legítimos».

El sismo del 12 de enero mató a más de 300.000 personas y dejó 1,3 millones de sin techo, de los cuales muchos siguen viviendo en precarias carpas, amenazadas por los huracanes y las inundaciones propias de la temporada de las tormentas tropicales que empiezan en el Caribe.