Elecciones en Perú
García espera que su rival político sea su carta ganadora

Elecciones en Perú <BR><STRONG>García espera que su rival político sea su carta ganadora</STRONG>

Ollanta Humala, el ex militar y candidato presidencial peruano, fue sorprendido con la guardia baja el domingo anterior. En su aparición en “Cuarto Poder”, uno de los más serios programas políticos de Perú, el señor Humala, el nacionalista radical que encabezó las encuestas en la primera ronda de las elecciones el mes pasado estaba repitiendo un discurso bien ensayado sobre cómo Alan García, su rival en la segunda ronda estaba evitando debatir con él. Descartó un encuentro que el señor García había propuesto al calificarlo de “cortina de humo”.

Pero cuando se sintió presionado para fijar una fecha, el señor Humala tartamudeó, y ofreció lo que obviamente no tenía intención de ser más que una sugerencia. “Podría ser el 21 de mayo”, dijo “Un domingo sería bueno, para facilitar una audiencia mayor”. Inmediatamente, el señor García calificó esto de “bluff”, y telefoneó a la estación de televisión para aceptar la propuesta.

Es por eso que Perú podría tener un debate presidencial televisado que quizás sellaría el destino de la segunda ronda del 4 de junio. Es probable que el señor Humala haya preferido evitar el debate, como hizo su aliado, Evo Morales, quien en diciembre ganó las elecciones presidenciales en la vecina Bolivia.

Comparado con el señor García, el nacionalista peruano es débil en su nivel de comunicación, con un pobre conocimiento de la política y la historia de Perú.

“El formato favorecerá la fuerza de Alan García”, dice John Crabtree de del colegio St. Anthony, Oxford, y autor de “Perú bajo García: una oportunidad perdida”. “Alan es un operador listo y un formidable oponente, y físicamente superará en estatura al señor Humala”.

Si el señor García satisface las apuestas, dará mayor credibilidad al extendido criterio entre los analistas que la victoria ya es suya. Todas las encuestas publicadas en las últimas semanas le han dado una ventaja saludable. La más reciente, publicada ayer por la Universidad de Lima -cuyas encuestas anteriores previas a la primera ronda fueron las más cercanas a los resultados- lo presenten con 20 puntos por delante del señor Humala.

El campo del señor Humala sigue aferrado a la esperanza de que un gran número de votantes no comprometidos -uno de cada cuatro, según algunos sondeos- esconde un “voto oculto” en comunidades remotas que favorecen a su candidato. Pero los resultados de la primera ronda, en la cual el señor Humala obtuvo 30.6%, de acuerdo con los pronósticos, indican lo contrario.

Si las encuestas están en lo cierto, completaría un regreso notable. Para la mayoría de los peruanos, el nombre del señor García trae recuerdos de sus desastrosa presidencia entre 1985 y 1990, que terminó en el derrumbe económico y la amenaza de que las guerrilas maoístas derrotarían al Estado.

En 2001, esa historia todavía estaba suficientemente sensible para negarle la victoria en la segunda ronda. “El principal enemigo de Alan García no es Ollanta Humala, sino su propia presidencia, cuyas consecuencias fueron catastróficas”, dice Augusto Álvarez Rodrich, director del periódico Perú 21.

La estrategia del señor García para enfrentar su pasado ha sido en dos líneas. Ha pedido disculpas por su mala administración y dice que ha aprendido de sus errores, mientras que simultáneamente intenta reescribir su historia señalando las condiciones políticas y económicas adversas que enfrentó.

Su renacimiento político, no obstante, tiene poco que ver con que alguno de estos argumentos convenzan a los electores peruanos, o que lidere en las encuestas, sus calificaciones negativas se mantengan altas. Esto se reflejó en la primera ronda, en la cual el señor García consiguió cerca de 60,000 votos más que Lourdes Flores, su rival de derecha que desarrolló una campaña con poco brillo.

Más bien, la principal virtud del señor García es que él no es el señor Humala, cuyas cifras negativas son aún más altas. “La campaña electoral ha sido una `guerra del miedo´”, dice Luis Benavente, de la Universidad de Lima. “Los dos candidatos que han llegado hasta aquí son los dos que generan más temores y los que tienen las tasas más altas de rechazo”.

Ambos candidatos se han enfrentado a la tarea de persuadir a los electores de que no es tan malo como el otro. “García probablemente gane, porque tiene la ventaja de ser visto como el mal menor”, dice el señor Crabtree.

Una forma en la cual García lo ha hecho es presentando las elecciones como escoger entre el “cambio responsable” y el tipo de populismo que abraza Hugo Chávez, el encendido líder venezolano. El careo  público del sel García con el señor Chávez el mes pasado resultó en que Lima y Caracas interrumpieran sus relaciones diplomáticas y provocaron una serie de respaldos de alto nivel a favor del señor García, aún de viejos enemigos como Alejandro Toledo, el presidente, y Mario Vargas Llosa, el novelista y ex – candidato presidencial.

Hay al menos otros dos factores que han ayudado al señor García. Primero, a diferencia de su rival, encabeza un partido con una larga historia, que es la maquinaria electoral mejor organizada de Perú. Segundo, las encuestas dicen que la mayoría de los peruanos están cautelosamente optimistas con la economía. Aunque el respaldo a García tiende a ser algo menos que entusiasta, por lo general se ve como el par de manos más segura para mantener el nivel actual de crecimiento económico.

Pero su carta más fuerte es lo que él no es. “García representa la posibilidad de para a Humala”, dice el señor Benavente. “Y si él gana, le perdonarán sus pecados porque habrá salvado a Perú de la amenaza de Humala”.

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