Elecciones presidenciales en el Brasil

Elecciones presidenciales en el Brasil

JOSÉ E. OVIEDO L.
La quinta elección presidencial directa, después del término de la dictadura militar, tendrá lugar en la República Federativa del Brasil el próximo primero de octubre. Tres coaliciones: La Fuerza del Pueblo, por un Brasil Decente y el Frente de Izquierda, postulan respectivamente a los candidatos Luiz Inacio Lula da Silva y José Alencar; Geraldo Alckim y José Jorge Lima; Heloísa Helena y César Benjamín. Otros cinco candidatos también disputan la Presidencia en esta jornada cívica.

Los ciudadanos brasileños habilitados para ejercer el voto son 126 millones, los que deben elegir 513 diputados federales, 1,059 diputados estatales, 27 senadores y 27 gobernadores, más de 5,000 alcaldes, 20,000 regidores, un vicepresidente y un presidente. El procedimiento de votación es el de la urna electrónica y la entidad encargada del montaje de las elecciones lo es el Tribunal Superior Electoral (TSE), organismo colegiado encabezado por el magistrado presidente, Marco Aurelio de Mello.

En términos de electores, las regiones del Sudeste (Espíritu Santo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Sao Paulo) y el Nordeste (Maranhao, Piaui, Ceará, Pernambuco, Río Grande del Norte, Alagoas, Sergipe, Paraíba y Bahía) tienen la mayoría de votos con 54 y 33 millones respectivamente. Las otras tres regiones: Centro Oeste (Goias, Mato Grosso, Mato Grosso Sur, el Distrito Federal) Norte (Roraima, Acre, Amapá, Amazona, Pará, Rondonia y Tocantín) y la Sur (Santa Catarina, Paraná y Río Grande del Sur) tienen 39 millones de electores.

Aunque hay diversidad de opción para el electorado brasileño, la disputa entre la candidatura de Lula, a un segundo mandato, y la candidatura de Alckim, exgobernador de Sao Paulo, a la Presidencia de la República, es la marca de la actual competencia electoral.

Todos los estudios y las encuestas de opinión realizados hasta la primera semana de septiembre registran una opción preferencial por la candidatura de Lula/Alencar, sustentada por el Partido de los Trabajadores (PT), el Partido Comunista del Brasil (PCdoB) y el Partido Republicano Brasileño (PRB), con unos índices que oscilan, para arriba o para abajo, entre el 53% y el 45%. Esa tendencia permite afirmar que Lula ganaría en una primera vuelta con más del 52% de los votos válidos.

La candidatura a un segundo mandato del presidente Lula mantiene la delantera en todas las regiones del país, siendo la región del Nordeste su fortaleza principal, con una diferencia de 69% al 14%. En las llamadas clase C, D, E, que abarcan a las personas con ingresos entre 1 y 5 salarios mínimos y que juntos concentran el 85% del electorado, Lula vence ampliamente a su contrincante Geraldo Alckim y sólo pierde de éste, en la clase A (encima de 10 salarios mínimos), con un índice de 24% contra 39% del candidato tucano.

Según Franklyn Martins, periodista y comentarista político de la Band, “el núcleo duro de ese nuevo comportamiento político está en la llamada clase C (entre 2 y 5 salarios mínimos) que va desde la clase obrera de los sectores de punta de la economía, hasta la clase media, tradicionalmente empobrecida, pasando por los segmentos de población que hasta hace poco tiempo estaban debajo de la línea de pobreza e ingresaron recientemente en el mercado y al mundo de la ciudadanía. Es la gente que se beneficia del PROUNI, del Computador de R$1,400, comprados a crédito, del Microcrédito, etc”.

Los resultados positivos, de alcance nacional e internacional obtenidos por el Gobierno de Lula en su primer mandato; así como la capacidad del Partido de los Trabajadores (PT) de reconocer, criticar y sancionar los errores cometidos por algunos de sus miembros dirigentes han sido pilares esenciales de un proceso de recuperación sostenido, que le ha permitido, al Gobierno y al partido revertir los peores efectos de la ofensiva conservadora, lanzada a todo lo largo del año 2005 y parte del 2006.

Como se señala en el texto de la Fundación Persu Abramo: “La inmensa mayoría de los movimientos sociales, de las comunidades eclesiales de bases, de militantes revolucionarios y socialistas, de intelectuales, de parlamentarios de izquierda, siguen teniendo como referencia, aunque crítica, al PT y al Gobierno de Lula”.

A menos de 30 días de la realización de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del Brasil, la posible victoria de Luiz Inacio Lula da Silva, el próximo primero de octubre, abre las perspectivas de un segundo mandato presidencial, guiado por un programa de gobierno que, en palabras del profesor Marco Aurelio García, primer vicepresidente del PT y coordinador general de la Comisión del Programa de Gobierno, puede ser resumido en seis medidas: “combate a la exclusión, la pobreza y la desigualdad; adopción de un nuevo modelo de desarrollo con crecimiento, distribución de ingresos y sustentabilidad ambiental; compromiso prioritario con la educación indispensable para la emancipación política del país; ampliación de la democracia con la realización de la reforma política y del Estado; y reiteración de la inserción soberana del Brasil en el mundo”.

Definitivamente, “la vida es otra cosa” y más allá de los deseos y de los pronósticos de los enemigos y adversarios, situados en los extremos de derecha o de izquierda, la realidad apunta a que en las elecciones presidenciales del Brasil retumbe, en toda la geografía de esa inmensa nación, la consigna: “Lula de novo con la forca do povo” (“Lula de nuevo con la fuerza del pueblo”).

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