Elecciones y “encuestas” radiofónicas y electrónicas

Elecciones y “encuestas” radiofónicas y electrónicas

La encuesta es una técnica masiva de investigación social, económica y de mercado.  George Gallup fue el primero en aplicarla, en 1928. Actualmente es una herramientas de investigación muy depurada, sujeta a reglas metodológicas y prácticas muy rigurosas, y no se puede llamar encuesta a cualquier intento de saber lo que piensan las gentes atajándolas en las calles, o pidiéndoles que llamen al teléfono tal. Recientemente,  uno de los más antiguos y reputados medios de información del país, renunció a “encuestar” a sus lectores por internet, tras enterarse de que personas interesadas se habían dedicado a promover que se enviaran mensajes al diario para favorecer a los interesados. El número de los que enviaban “correos” para “votar” a favor o en contra, variaba mucho y a menudo era tan exiguo que publicar los resultados de la consulta era incorrecto.

Comúnmente, los sectores de interés usan tácticas para influir en los demás. En política se les paga a “interactivos”, para llamar a radioemisoras para opinar a favor o en contra de una persona o un determinado. Recientemente se realizó una “encuesta” en una popular emisora, en donde un candidato le ganó al otro 100 a 17 llamadas. Resultado absurdo, aún asumiendo la mayor honestidad de los comunicadores, y que solamente reflejaba el hecho aparente o real de que ese programa tiene o tuvo esa tarde, una audiencia muy parcializada.

Este tipo de “encuesta” podría servir para aupar, en el corto plazo, a  un candidato afín con los que conducen el programa, pero en el largo plazo, destruye la credibilidad de los comunicadores, lo cual siempre será una pérdida para toda la sociedad. Hay casos extremos de programas o diarios que crean círculos viciosos de opinión, en los que una reducida porción de su audiencia, generalmente personas de actitudes extremas o enfermizas, y aún muchos cándidos radioescuchas lo siguen como un medio de desahogo o escapismos perverso, que se produce al oír insultar  a los corruptos de turno, y con esas burlas e imprecaciones,  ya se dan por vengados; lo que opera como un mecanismo de aniquilación de la capacidad de protesta social que requiere la democracia.

Las audiencias de los medios son auto-selectivas, como todos los auditorios. Los que van a ver una obra de teatro son gentes muy diferentes a los que van a ver una pelea de gallos o de boxeo. Esas “encuestas” radiales o de internet serían  más útiles para que los dueños del periódico o emisora se den cuenta de que por estar parcializados, su audiencia se va reduciendo solamente a sus parciales, y que por ello, van perdiendo  credibilidad e influencia en sus públicos…si fuera ese su objetivo.

Publicaciones Relacionadas