Elecciones y democracia

Elecciones y democracia

Los términos “democracia”, “elecciones” se han tornado ambiguos, o como dice la gente nos están embromando la vida social. Si antes era algo de lo que podían disfrutar todos, ahora es asunto para lunáticos, delincuentes y corruptos. Los países democráticos no hacen elecciones tan escandalosas y deshonestas como las hacemos nosotros. Lejos de disminuir la dependencia entre el gobierno y la ciudadanía, la aumenta, a la vez que erosiona sus bases democráticas.

Al representar la primera Elección de la Constitución que acabamos de modificar, la democracia fue sencillamente excluida. Y no sólo fue un asunto de transfuguismo, sino del poder político desigual, ese que avasalla al oponente. Observamos la forma en que aquellos hombres que pueden pagarse una candidatura están por encima de los honestos ciudadanos sin medios económicos reales.

Uno de los males de nuestra democracia, o triste lección, es convertir hombres corrientes en héroes (suponemos que estos héroes son los políticos candidatos) y dejar que los hombres corrientes vivan sin seguridad, sin oportunidades ni iniciativas. Tan grande fue su interés por la política en estos grupos de electores, que no sólo pasarán a ser los gobernados de la democracia, a veces de manera ruin, sino que los resultados del certamen electoral que ha concluido no puede considerarse jamás una decisión nacional.   No podemos decir que se ha tenido unas elecciones en toda la nación dominicana, sin duda ha sido para un grupo local: los actores son los clientes ordinarios de la democracia que solo pueden votar.

El sistema electoral funciona como una empresa privada. Ni uno solo de los candidatos mostró tener sentimientos fraternales hacia los ayuntamientos, ningún partido se refirió en términos nacionalistas a la administración de nuestras riquezas. Todo lo que observamos fue hacer discursos de la corrupción y el progreso, para que los favorezcan.

Publicaciones Relacionadas