Electorales

Electorales

El presidente de la Junta Central Electoral (JCE), doctor Luis Arias, favorece que las elecciones congresuales y municipales, así como también las presidenciales, se celebren en el mismo año, pero en fechas separadas.

En principio, favorecemos esa propuesta, si es que un «consenso» estableciese que es necesario modificar el sistema actual.

Ahora bien, no estamos de acuerdo con la prolongación del mandato de los legisladores y funcionarios electivos municipales, y mucho menos con la prolongación del período presidencial a seis años.

Aunque represente un sacrificio para el sector político, favoreceríamos que el período congresual y municipal vigente se acortara dos años y los comicios para escoger los poderes electivos se efectuaran en fechas separadas en el 2008. El alegato de que los legisladores y funcionarios municipales fueron electos por cuatro años no es valedero. ¿O acaso no hay legisladores que aspiran a que el período se les prolongue a seis años?

Cuando se establecieron las elecciones separadas, en una modificación constitucional para superar una especie de limbo político que se creaba, dimos nuestro apoyo a ese cambio y a la proscripción de la reelección.

Las elecciones separadas ponen fin, en gran medida, al llamado arrastre y nunca hemos creído que su celebración, cada dos años, provoque la ruina económica del país. ¿Acaso hubo elecciones parciales en el 2003, cuando una tremenda crisis económica estremeció los cimientos de esta nación?

La propuesta anunciada por el doctor Arias bien merece la atención de los partidos políticos. A los partidos es que corresponde ese asunto, más que a cualquier otro organismo.

Transparencia

Al sistema energético del país hay que llevarlo a ser eficiente, de manera que nos permita mejorar el desempeño del aparato productivo y la calidad de vida de la gente.

Para lograr ese objetivo no hay mejor manera que hacer un compromiso de transparencia en todos los aspectos relacionados con generación, distribución, venta y uso de la energía.

Todavía en nuestro sistema energético prevalecen costos que nadie ha podido explicar y mucho menos justificar, convirtiendo el suministro de energía en uno de los más costosos.

Por otro lado, a pesar de que las empresas distribuidoras han mejorado sus cobranzas hasta el grado de que algunas de ellas no dependen ya tanto del subsidio oficial, continúa habiendo una alta evasión de pago por uso de la energía y eso nos perjudica a todos.

Mientras entre suplidores y usuarios de la energía haya esa relación pecaminosa y no exista la necesaria transparencia, estaremos enfrentando inestabilidad y altos precios de este servicio vital para la economía.  Pensemos en ello seriamente.

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