Electores descontentos pudieran inclinar el voto hacia López Obrador

Electores descontentos pudieran inclinar el voto hacia López Obrador

En “Mi Delirio”, un pequeño bar sin ventanas de una de las calles blancas de sol de Ciudad Victoria, las reglas están escritas en letras azules en la pared: “No se admiten mujeres” “No se admiten niños” y “No se admiten políticos”. Pero la tarde del pasado domingo, solo una semana antes de que los mexicanos votaran por un nuevo presidente y un nuevo Congreso, algunos amigos tomaban cervezas, se pasaban la guitarra y se permitían alguna que otra indiscreción.

“No quiero más problemas con el PRI”, cantaba uno de ellos en un verso espontáneo, añadido a una canción sobre un amor no correspondido. Los amigos se reían y bebían otro sorbo de sus “Coronas”.

La improvisación duró unos pocos segundos, pero dice mucho sobre cómo está cambiando la política en la capital de Tamaulipas, un estado que ocupar el rincón nordeste de México, y de cómo estos cambios pudieran afectar las elecciones del próximo domingo.

Por el tiempo que se puede recordar, Tamaulipas ha estado gobernado por el partido Revolucionario Institucional (PRI), que imperó sobre México durante más de 70 años, hasta que perdió la presidencia en 2000. Eugenio Hernández Flores, el gobernador, es miembro del PRI, y el partido todavía retiene seis de las ocho sillas del estado en la cámara baja del Congreso federal.

Roberto Sepúlveda, editor de noticias de El Mercurio, uno de los diarios de Tamaulipas, dice que hay muchas posibilidades de que el PRI gane las elecciones legislativas también en esta ocasión. José Manuel Assad, el candidato a senador por el partido es un político popular y respetado “que no escondo esqueletos en el armario”, dice él mismo

Sin embargo, en Tamaulipas hay una brecha que se amplía entre la aceptación del pueblo -y el respaldo al- las estructuras locales del partido y su disposición a votar por el mismo viejo partido al nivel presidencial. “La gente está cansada y están buscando algo nuevo”, dice el señor Sepúlveda.

Sus opiniones hacen eco en uno de los muchos limpiadores de zapatos de la Plaza Hidalgo, que se sienta sobre una pequeña banqueta mientras lustra un par de zapatos con un jabón hecho de calabazas. “Me enferman [el PRI]”, masculla por debajo de su bigote gris. “Ya han robado bastante. Es tiempo ya de que dejemos que otro se ponga a robar”.

Parte de los votos de los desafectos de Tamaulipas sin duda alguna se trasladará a Felipe Calderón, candidato del Partido de Acción Nacional (PAN) al que pertenece Vicente Foz, el presidente actual. La propietaria de uno de los muchos establecimientos de ropa para caballeros de Ciudad Victoria -una tienda llena de camisas con caballos en la espalda y botas de piel de avestruz y cocodrilo- insiste en que la intención del voto debe mantenerse secreto. Sin embargo, ella rompe de pronto su voto de silencio para admitir que va a respaldar al señor Calderón, amigable con los negocios. “Teenmos miedo de los otros candidatos”, dice. “De todas formas, el presidente Fox no ha hecho un mal trabajo”.

Ángel Sierra, coordinador de la campaña del señor Calderón en el estado, dice que su candidato está liderando el voto presidencial “con una larga distancia” y que el partido tiene unos cuatro de los ocho distritos electorales “cosidos” -afirmaciones que son refutadas por otros partidos.

Algunos votos hasta pudieran ser para Roberto Campa, el candidato presidencial por la Nueva Alianza, un partido formado por un grupo de miembros disidentes del PRI, particularmente del sindicato de maestros del país. Muchos de los hombres que bebían cerveza en “Mi Delirio”, por ejemplo, ya decidieron respaldarlo aunque el señor Campa está en quinto lugar en las encuestas nacionales.

Pero el mejor beneficiario del cambio de ánimo es probable que resulte Andrés Manuel López Obrador, el carismático candidato de izquierda del Partido de la Revolución  Democrática (PRD). En Tamaulipas, un estado árido que sufre un desarrollo altamente desigual y de la violencia vinculada a las drogas, las promesas del señor López Obrador de medicina gratis, educación de calidad y pensiones universales para los más viejos han funcionado bien.

Una muestra reciente de su creciente apoyo se produjo este lunes en Ciudad Victoria, cuando miles de personas se agruparon en una manifestación para cerrar su campaña estatal: solo seis días después, una manifestación similar organizada por el señor Calderón atrajo menos de la mitad de la primera.

Manuel Camacho, un congresista federal del PRD y coordinador de la campaña estatal del partido, dice que el respaldo al señor López Obrador en el estado pudiera permitirle ganar cerca de 26% del voto presidencial el próximo domingo..

Eso pudiera no ser suficiente para ganar el voto presidencial de Tamaulipas -en 2000, el PAN obtuvo 47.5%, mientras que el PRI se llevó el 40.1%- pero sería un logro impresionante, comparado con el 8.3%que el PRD consiguió hace seis años. “Estamos buscando cuadruplicar el número de votos”, dijo el señor Camacho. “Eso va a ayudar mucho al nivel nacional.”.

Cuando las encuestas nacionales indican que la elección del domingo pudieran ser las más cerradas de la historia, Tamaulipas es el tipo de lugar que pudiera marcar una diferencia.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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