POR CLARA SILVESTRE
Las vajillas orientales son verdaderamente exóticas. En su gran mayoría, exhiben un diseño particular que las distinguen de la generalidad. Las piezas apropiadas para degustar la comida japonesa, por ejemplo, son rectangulares y de superficie plana, en donde no pueden faltar los pozuelos y salseros para sus usos determinados.
A pesar de las particularidades de esta cultura, que reconoce el verde y el blanco puro en la vajilla, se han tomado en cuenta otros colores para su presentación, de ahí que en el mercado aparezcan piezas tan llamativas en rojo chino, marrón, y cualquier otro color de moda.
Los palillos o hashis (como se conocen en japonés) son de madera y miden 22,5 cm de largo. Estos se deben colocar en el extremo izquierdo del plato principal, y siempre sobre el mismo.
Si desea ambientar una cena o una comida al estilo japonés, recuerde utilizar, como centro de mesa, un arreglo de Ikebana o un bonsai, lo que creará el ambiente perfecto y particular.
De gran importancia también es el uso de individuales, esencialmente en forma de esterillas de madera en un tamaño ideal para colocar el servicio completo dentro del mismo.
El sushi, esencialmente, y otros platos de la cocina japonesa, se han incorporado, sin grandes requisitos, a nuestra gastronomía. Anteriormente, solamente se degustaba de uno de estos platos en los restaurantes especializados en esta área, pero en los últimos tiempos, el gusto y el interés han hecho que se ofrezcan cursos para preparar estas delicias orientales.
Tanto se descubre la fuerza de esta cultura milenaria, que pese a que se sirva o no estos platos, se utilizan en las mesas estas piezas, que casi siempre engalanan las mesas con su simplicidad y belleza.
En el país diversas casas comerciales ofrecen este tipo de piezas, entre ellas Casa Cuesta y Vitros.