Elegancia absoluta para la mujer Chanel

Elegancia absoluta para la mujer Chanel

PARÍS, EFE. Karl Lagerfeld convirtió su desfile de alta costura para la primavera verano 2004 en una oda a la belleza femenina y propuso a la mujer Chanel la elegancia absoluta como única opción.

El modisto alemán no dejó escapatoria a sus clientas de lujo, princesas, estrellas de cine, millonarias o grandes ejecutivas, esposas de ministros y presidentes, para quienes sin duda no será fácil elegir entre tanta tentación.

De día, el tradicional traje de chaqueta Chanel tendrá, en general, un sólo color, negro, marfil, rosa carne y beige muy claro, de preferencia.

La chaqueta de hombreras estructuradas pero sin exageración alguna, por supuesto, no marcará la cintura el próximo verano, sino que terminará recta en las caderas, donde su aureola levemente masculina dará paso a un estallido de feminidad.

Abierto como una flor, este volumen que Lagerfeld situó a menudo en la parte inferior de la silueta femenina, podrá quedarse en el busto convertido en una exquisita nube de tul, en forma de bolero, o de una corola abierta alrededor del rostro.

La falda o el vestido se hará entonces tallo longilíneo de seda negra, para sujetar volantes plumas y grandes pétalos de tul abullonado.

Todo adornado con una cinta rosa de satén que cruza el busto y cuyas dos extremidades acompañan, ya en el suelo, la pequeña cola que compone el modelo, ideal para asistir a la gala más suntuosa que se celebre el verano que viene en cualquier punto del planeta.

El volumen, aglutinado sabiamente en el busto o concentrado con diferentes efectos especiales a partir de las caderas, irá siempre unido a una gran simplicidad, aunque sólo aparente, dadas las exigencias del corte y los increíbles bordados de la alta costura, más aún tratándose de Chanel.

Los largos serán variables, cortos hasta la rodilla, de día, mientras que de noche y para las grandes ocasiones, los bajos, a veces asimétricos, rozarán los tobillos por detrás pero no en el delantero.

El volante, terminado a menudo en un mini volante bordado o de tul deshilachado, adornado aquí y allá con el vuelo de pequeñas plumas, apenas perceptibles, será aquí el elemento clave del verano que viene.

Las faldas, vestidos cortos y blusas que componga tendrán, en general, dos o tres pisos de volantes, estén bordados o no.

Si el conjunto es negro, se lucirán con chaquetas rectas monocolor, si no, podrá tomar forma de cazadora punteada en gris, negro y blanco, unida a una falda de volantes también gris cerrada y bordada con puntillas blancas.

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