Por: Wendy Berroa Hernández
Muchas veces confundimos elegancia con estilo y estos son dos términos que aunque los podamos ver unidos en una misma oración están muy distantes en esencia y definición.
Y como diría una amiga: zapatero a tus zapatos. Entonces vamos a poner en claro ambos conceptos antes de entrar en materia.
La palabra elegante, según la Real Academia Española, dice que es un adjetivo y que significa “dotado de gracia, nobleza y sencillez”.
También podemos decir que son los rasgos que caracterizan a una persona o cosa elegante, la elegancia es la proyección resultante de la suma de la expresión visual, corporal y oral en una persona.
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También podemos asociar la elegancia con ese toque distintivo que posee una persona que incluye el buen gusto, la delicadeza, la belleza y el trato fino que emana en su actuar, armónico, agradable y distinguido, sin poses, es algo que sale natural, es parte de su esencia y por tal razón sobresale de los demás.
Mientras que el estilo en una persona es la suma de todos los elementos que componen la imagen externa, es la manera de entender la vida de un individuo, y tiene que ver con su personalidad y sus emociones.
Si nos vamos al origen de esta palabra se deriva del latino Stilus, y se puede utilizar con más frecuencia para referirse a la apariencia estética de alguien o al lineamiento que sigue dicha persona.
¿La elegancia viene en el ADN de una persona o se puede cultivar con el paso del tiempo?
Algunos expertos en la materia, entienden que la elegancia o el ser una persona elegante, viene impregnado en el ADN, es decir, que ser elegante es algo que se hereda o que la persona ya viene con esa esencia desde antes de nacer.
Otros entienden que se adquiere dependiendo del entorno, del ambiente cultural, de la educación a la que haya sido expuesto, aunque es importante aclarar que hay personas que no vienen de un extracto social alto o glamoroso y son elegantes por naturaleza, tienen ese toque distintivo en su esencia.
Entonces para ser elegante no necesariamente hay que tener dinero, porque a lo largo de la historia tenemos datos de personas que no nacieron en cuna de oro y fuero iconos en sus tiempos de elegancia y marcaron tendencias.
Como fue el caso de Coco Chanel, que aunque fue huérfana de madre y criada una parte de su vida en un orfanato con monjas donde aprendió a cocer, oficio que le permitiría llegar a tener un gran futuro, vivió una vida difícil entre las extravagancias, los desafortunados romances y las grandes luchas para mantenerse a flote, fue una persona que revoluciono con su esencia y hoy leemos su historia y podemos disfrutar de su legado tanto en la moda, como en su proyección ante la sociedad, y es un ejemplo de cómo superarse y mantener su esencia, fue una mujer que hasta en su último día de vida, luego de dar un paseo, cansada llego a la habitación del hotel donde se hospedaba y le dijo a la amiga con la que había salido, “Mira, así se muere”,
Entonces podemos decir que Coco Chanel si logro cultivar la elegancia con mucho esfuerzo y dedicación, buscando un espacio al que entendía que pertenecía.
Otra mujer que es un icono por su elegancia y pulcritud en su forma de conducirse es Carolina Herrera, esta mujer, oriunda de Venezuela, manifiesta esa esencia al caminar, al hablar, en su accionar y es que ser elegante va más allá.
Hay personas que poseen muchas riquezas, visten a la moda, de diseñadores exclusivos, pero en su porte en su esencia, no manifiestan elegancia y rayan en lo vulgar. Mientras que hay otras que poseen estilo pero no elegancia. ¿Y se puede tener estilo y no ser elegante? Claro que sí.
Elegancia vs estilo
La elegancia esta un escalón más arriba de las apariencia, y se manifiesta en el manejo distinguido y espontaneo de la persona al hablar, caminar, en los gestos, la forma de mirar y actuar.
Mientras que una persona con estilo en ocasiones solo portar bien y con belleza un atuendo.
Pero alguien elegante expresa originalidad y eleva la prenda a sus más alto nivel, es por eso, que vemos casos en donde un atuendo sencillo hace lucir a alguien espectacular, atrayendo todas las miradas y dejando a todos admirados.
El estilo aporta notoriedad, permite distinguir elementos, ayudan a diferenciar tendencias y a combinar productos. Ya que el mismo se compone de los elementos primarios como son color, forma, entre otras variantes.
Este se basa más en lo sensorial es decir involucra ver, oír, oler, degustar. El estilo lo podemos percibir como un leguaje complejo, con el que nos comunicamos de forma no verbal.
Por consiguiente tener estilo es físico es saber que nos favorece según nuestra contextura física manejarnos entorno a nuestra personalidad, tener buen gusto, conocer los que nos queda bien, saber elegir atuendos que realcen la figura.
Entonces podemos concluir que la elegancia si no la adquieres por naturaleza puedes cultivarla y aprenderla, aunque es difícil pero no imposible.