En casas con niños pequeños es conveniente no elegir tapizados muy claros porque se ensuciarán enseguida. Hoy en día la mayoría de los modelos son desenfundables permitiendo de este modo la limpieza a fondo de las partes más sufridas. Reposa-brazos, respaldo y asientos pueden ser fácilmente desmontados y lavados en casa con jabón neutro, o si lo prefiere, mediante lavado en seco en la tintorería. 

Otro aspecto a tener en cuenta en la elección del tapizado es el aspecto general que se quiera dar al salón. Sí se eligen tapicerías estampadas o de colores lisos hay que coordinarlas a la perfección con los demás textiles de la estancia: cortinas, alfombras y cojines.

Mientras que si opta por un tapizado en tonos neutros se recomienda poner un toque de color con los complementos, permitiendo así que el salón tenga un aire nuevo cada cierto tiempo.

Hay que tener especial cuidado en la elección de los colores, sobre todo si el salón recibe directamente los rayos del sol. Cuanto más oscuros sean los tapizados, más posibilidad hay de que los colores se devalúen, ofreciendo el sofá un aspecto envejecido en muy poco tiempo.

Para elegir el modelo de sofá más adecuado para la sala hay que tener en cuenta unas cuantas cuestiones, entre ellas, el espacio que se dispone, el uso que se le piensa dar e incluso el estilo que mejor se adapta a la decoración general de la estancia. Como norma general, es importante que el tamaño del sofá sea acorde con las dimensiones de la sala. Si el salón es muy pequeño, un sofá descomunalmente grande quedará fuera de lugar y a la inversa, un sofá extremadamente pequeño en un gran salón se verá ridículo. 

Si el cuarto es pequeño aprovechará muy bien el espacio disponiendo los sofás en “L” y pegados a alguna de las paredes.

Si el espacio es grande, podrá usar el sofá como elemento divisorio de ambientes o incluso distribuir los sofás en forma de “U” .

Otra cuestión a tener en cuenta es el número de plazas del sofá. Lo más habitual son los conjuntos de dos y tres plazas, pero en función de sus necesidades y del tamaño de su salón esto puede variar.

En ocasiones, cuando el piso es muy pequeño y no podemos permitirnos una habitación de invitados, puede ser aconsejable el uso de un sofá-cama. De día es un estupendo sofá en el salón, y por la noche se convierte en una cama de una o dos plazas según el tamaño del mismo.

El futón es una versión de origen oriental del tradicional sofá-cama que está causando furor en apartamentos o estudios habitados por gente joven con grandes problemas de espacio. Consiste en un somier de lamas con colchón incluido, que una vez plegado toma el aspecto de un sofá a ras del suelo. Es ideal para ambientes muy juveniles o en los que se busca un estilo puramente minimalista.

Fuente: V&B Decoradores