Elementos para la definición de un rumbo nuevo en nuestro país

Elementos para la definición de un rumbo nuevo en nuestro país

ESPECIAL PARA HOY. (y 2) 1 La seguridad ciudadana: el derecho al espacio público. La inseguridad ciudadana es uno de los problemas sociales más graves y acuciantes que aquejan a la sociedad; representa una amenaza seria al ejercicio y disfrute de derechos fundamentales de las personas, incluidos los derechos a la vida, a la integridad física, a la tranquilidad y al sano disfrute de espacios públicos, entre otros.

Es apremiante un compromiso firme del Estado, en alianza con la sociedad, para frenar la inseguridad y combatir con mayor eficacia la criminalidad en todos los terrenos. Es obligación del Estado garantizar el derecho de la ciudadanía al disfrute del espacio público.

Lograr los resultados deseados demanda de reformas profundas, así como fortalecer capacidades en el Ministerio Público, los cuerpos policiales y los órganos de impartición de justicia, que deberá incluir la dignificación de su personal, y la recuperación de la mística de sus miembros.

Dos elementos importantes de esta reforma deben ser, primero, la construcción de una policía cercana a la ciudadanía (policía barrial); y segundo, la integración de la ciudadanía y sus organizaciones como sujetos activos en la elaboración, ejecución, seguimiento, evaluación y reformulación de los planes de seguridad ciudadana.

2 Descentralización: gobiernos locales y desarrollo territorial. El desarrollo de nuestra población se da en el territorio. La promoción del desarrollo económico local, según sus potencialidades, es crucial para asegurar la cohesión territorial. Para ello se precisa una alianza entre el gobierno central y los municipios para la formulación y ejecución de una agenda de desarrollo pensada, planificada y gestionada desde el municipio.

Dentro de estas políticas es fundamental el desarrollo coordinado de las políticas sociales, de manera que las autoridades locales y las organizaciones de la sociedad civil sean actores de primera línea en la planificación y ejecución de las mismas.

La participación y la transparencia como políticas de gobierno son condiciones necesarias y eficientes para una buena gestión del desarrollo en el territorio, dando claridad de sentido a la aplicación de los recursos públicos y abriendo paso al monitoreo de los resultados. La participación, desde la planificación del desarrollo hasta la formulación de los presupuestos, propicia el desarrollo de ciudadanía responsable y asegura transparencia y calidad en la gestión pública local.

3 Medio ambiente y políticas de género. La protección del medio ambiente y la igualdad de género son dos dimensiones de relevancia del desarrollo sostenible. Son temas que concitan la atención y movilizan a grandes núcleos y actores sociales a favor de la defensa del medio ambiente y la demanda de relaciones igualitarias.

En las últimas décadas ha aumentado la conciencia del grave deterioro del medio ambiente, asociado a la manera irracional como los seres humanos se han venido relacionando con la naturaleza, reduciendo a esta última a la exclusiva condición de “recurso”.

Esa irracionalidad ha propiciado una agresión a la naturaleza y al medio ambiente de tal magnitud que ha puesto en serio peligro las propias condiciones de sobrevivencia del género humano. El cambio climático es una expresión dramática de esta situación. La agenda de las políticas públicas ha de orientarse hacia objetivos de un desarrollo que sea sostenible.

Con respecto a la igualdad de género, los cambios ocurridos en la dinámica social han provocado una impresionante transformación de la presencia y el papel de la mujer en la sociedad. Este cambio, sin embargo, no siempre ha estado acompañado de un cambio en la cultura.

La construcción de relaciones igualitarias entre los géneros requiere un cambio de mentalidad para una nueva masculinidad y una nueva feminidad. Ese cambio está de camino y hay que apurarlo. Las mujeres son cada vez más conscientes de sus derechos y demandan, de más en más, relaciones de género respetuosas que los concreticen.

4 La cuestión cultural y la juventud. La cultura es una dimensión fundamental del desarrollo humano. No es posible transformación alguna sin una adecuación sustantiva de las maneras de pensar, sentir y expresarse propias de los diferentes sectores de la sociedad.

El desarrollo de una política cultural, que reconozca e incentive las identidades y su interacción crítica con los desafíos que plantean las tendencias actuales en un mundo globalizado es una responsabilidad de Estado, que deberá desarrollarla en alianza con las organizaciones de la sociedad dedicadas a estos fines.

Para una sociedad como la actual, que tiene en el saber científico-técnico su principal fuerza productiva, el desarrollo de la ciencia y la tecnología es una condición sine qua non para hacer posible la equidad y el desarrollo humano integral.

Por otra parte, la juventud es el activo más importante con que cuenta la sociedad para construir una nación dominicana cimentada en valores, en donde predomine la justicia social. El Estado y la sociedad están moralmente obligados a propiciar la creación de oportunidades para que los jóvenes creen y amplíen sus capacidades de participación como ciudadanos en los diferentes aspectos del proceso democrático así como en la vida económica, social y cultural del país. En gran medida, los avances que logremos en el terreno económico, social y político dependerán de una juventud creativa, capacitada, sana, educada y productiva, con capacidad para insertarse exitosamente en un mundo cada vez más competitivo.

La construcción de un país más justo pasa necesariamente por desarrollar políticas de juventud que tengan como propósito que las y los jóvenes sean sujetos de acción y decisión política; políticas que potencien los lugares de encuentro de la juventud, su participación en la vida económica, social y cultural, teniendo siempre presente las prioridades definidas por los propios jóvenes.

5 El desarrollo de las TICs, el gobierno electrónico y las infraestructuras. En mayor medida, las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) son responsables de la dinámica social contemporánea. Las TICs han viabilizado una de las características más distintivas de la sociedad contemporánea: la globalización; posibilitan el acceso extendido a la información, la materia prima para la producción de conocimiento en una escala hasta hoy desconocida; son una herramienta para la modernización del Estado, mejorar sus capacidades para la gerencia de las políticas públicas y la producción con eficacia y eficiencia de los bienes y servicios que entrega a la sociedad.

Las TICs son una aliada invaluable de la transparencia y la calidad de la gestión pública. El acceso a la información y el llamado gobierno abierto, que facilitan la gobernanza y consolidan la democracia, serían impensables sin la existencia de las TICs. Estas son un medio eficaz para el desarrollo; el Estado ha de priorizar políticas públicas para consolidarlas.

La cuestión de la inversión en infraestructura es vital. Es un tema transversal del desarrollo sostenible. Hay brechas por cerrar en este ámbito, y los estudios revelan la necesidad de mantener niveles en torno al 6% del PIB en este tipo de inversión para sostener el crecimiento y cerrar brechas. Se trata de una inversión inteligente que hay que procurar.

6 La dimensión internacional. El mundo ha cambiado de forma asombrosa en dos o tres décadas. Y entre los cambios está la dilución de las fronteras entre lo doméstico y lo internacional. El mundo de hoy, marcado por la gran revolución en las comunicaciones, la globalización de los procesos productivos, la transnacionalización del crimen organizado y los efectos globales del cambio climático, entre otros, demanda de los Estados y los pueblos una respuesta consciente y consistente con esta relación entre lo local y lo global.

La magnitud de tales fenómenos hace difícil que las respuestas a los desafíos planteados provengan de un solo país, o grupo de países. Se requiere de la acción coordinada entre todos los actores internacionales, grandes y pequeños, desarrollados y en vías de desarrollo. En este contexto, el aislamiento hace inviable el desarrollo.

Para los países, como para los pueblos, se impone promover la participación en los espacios internacionales. Estos espacios pueden ser institucionalizados, a través de las relaciones diplomáticas formales o en organismos internacionales; o bien, mediante el fortalecimiento de la participación en organizaciones de la sociedad civil internacional, muchas de las cuales han asumido la defensa de los grandes temas globales.

La crisis económica y energética, que aún pervive, pone de relieve la necesidad de profundizar los mecanismos de integración regional y subregional. Un liderazgo inteligente de la gestión del desarrollo nacional ha de caracterizarse, también, por una gran capacidad para manejarse con un buen sentido de integración en el ámbito internacional.

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