Eleuterio de León Berroa, periodista que enfrentó a Vásquez y a Trujillo

Eleuterio de León Berroa, periodista que enfrentó a Vásquez y a Trujillo

Apenas realizó los estudios primarios, pero se constituyó en maestro de la oratoria y de las letras. Escribía en serio y jugaba con las ideas políticas, actividad a la que dedicó prácticamente la vida que abandonó sumido en la depresión y la tristeza con apenas 50 años de edad, porque se negó al ejercicio de su profesión de periodista debido a que se vio obligado a aceptar un cargo a Trujillo que antes había rechazado. Pensaba que por ética no debía compartir ambas funciones.

Fundó y dirigió los periódicos más influyentes de la región del Cibao y otros de Santo Domingo y su pluma y su gracia atrajeron a sus editoriales y artículos a figuras tan destacadas como Pedro Albizu Campos, Rafael Estrella Ureña, Pelegrín Castillo y Joaquín Balaguer cuando estos se constituyeron en rabiosos nacionalistas contra la Ocupación Norteamericana de 1916.

El secreto de su dominio de la gramática, de su estilo espontáneo, redacción clara, fue el hábito de la lectura que convirtió en obligación cotidiana.

Eleuterio de León Berroa es prácticamente un desconocido aun entre los que vivieron en su época. Mario Álvarez Dugan, que tuvo la dicha de conocerlo y tratarlo porque fue su discípulo y amigo, se llevó a la tumba interminables recuerdos de vivencias compartidas que contaba al único hijo que sobrevive al notable escritor.

“Papá era un voraz lector, fue un autodidacta”, significa Enriquillo de León Frías, quien este 26 de febrero cumplirá 97 años. De seis vástagos que procreó De León solo sobreviven él y Ana Celeste.

Eleuterio combatió además la tiranía de Trujillo.

Enriquillo relata que su padre “fue un ardiente defensor de la soberanía nacional y se alineó con el sector que abogó por la desocupación “Pura y simple” junto al poeta Fabio Fiallo, a Emiliano Tejera, Francisco Henríquez y Carvajal y otros intelectuales”.
Antes de 1916 Eleuterio, que nació en Sabana de la Mar en 1895, se había mudado a Moca, donde fundó y dirigió El Independiente, “vocero del nacionalismo cibaeño contra los ocupantes extranjeros”. Su periódico reclamaba la desocupación “y se oponía al caudillismo local y el partidismo”.

Para entonces publicó “No estamos con los partidos”, censurando “la actitud sectaria e infantil de la dirigencia del momento, convocándolos a la unidad para la defensa de la soberanía de la patria mancillada”, exclama el profesor De León Frías, fundador de las normales nocturnas para la clase trabajadora del país y de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), heredero de los atributos de expresión, escritura y magisterio de su padre.

Este libro, agrega, “fustigaba fuertemente el colaboracionismo, el transaccionismo de esos partidos con el invasor”.

En 1921, Eleuterio se trasladó a Santo Domingo y fundó y dirigió otro diario: Patria Libre. Tanto desde El Independiente como desde este último y otros ajenos, y bajo el seudónimo Edel Lede, enfrentó “la política corrupta y clientelista del presidente Horacio Vásquez”, expresa Enriquillo.

Añade que también denunció “las maniobras” del gobernante para extenderse el mandato y posteriormente para intentar la reelección. Igualmente condenó “con agudeza e ironía el periodismo cooptado o que tomaba posición siguiendo ventajas mercuriales”.

Muy joven, Eleuteriro casó con Ana María Frías (Nenena), madre de sus otros hijos Teresa, Eleuterio (Terito), Rafael (Fellito) y Marino.
Eleuterio y Trujillo.

En 1931, al asumir Trujillo la Presidencia, Eleuterio renunció públicamente como diputado de la provincia de Samaná en protesta contra el autoritarismo que imponía el nuevo Gobierno. Al poco tiempo fue apresado y llevado a la prisión de Najayo.

Tenía una salud muy precaria, había sufrido una gravedad años antes de la cual sobrevivió por las atenciones del doctor Heriberto Pieter y por una botella que le preparó su compueblana Elupina Cordero, al enterarse de su mal, recuerda el hijo. Se la envió con una nota: “Para que vivas por lo menos 10 años más”.

Pero de Najayo lo salvó José Trujillo Valdez, padre del dictador, y lo llevó a la casa. “Durante muchos años nuestra familia y la de Trujillo fuimos vecinos en el sector Don Bosco de esta ciudad”.

Posteriormente, Trujillo mandó a buscar a Eleuterio y le ofreció el ministerio que quisiera, lo que rechazó, con el riesgo de volver a prisión. Años después, sin consultarlo, lo designó oficial mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores y luego de la Secretaría de Salud.

Cuenta Enriquillo que su digno padre no volvió a ejercer más el periodismo, “para no verse forzado a escribir a favor del Generalísimo, como había ocurrido con muchos otros, lo que supuso para él una renuncia a lo más apreciado de su vida”.

Murió el 28 de julio de 1945. Enriquillo cuenta que los últimos años de su existencia sufrió la opresión de la dictadura de Trujillo en medio de la más cruel impotencia y del aislamiento. “Todos en la familia sabíamos que esta situación iba a precipitar su muerte”.

Pese a que una importante avenida de Sabana de la Mar , una calle en Moca y otra en Los Mina, de la Capital, honran su nombre y a pesar de sus luchas y denuncias, de su patriotismo y de su nacionalismo, pese a su obra y emprendedora labor como periodista, Eleuterio es un gran desconocido.

Algunos de sus trabajos aparecidos en El Independiente, Patria Libre, El Eco de la Opinión , Listín Diario y otros fueron publicados por el Archivo General de la Nación con el título “Bromeando, Periodismo patriótico”, en cuyas páginas se pueden apreciar su estilo, sus conocimientos y preparación, sus valientes luchas. Combina sus críticas políticas con refranes olvidados y frases ingeniosas de su imaginación.
Evoca tradiciones y lugares desaparecidos involucrando en sus artículos personajes de la política de antaño que ya no se mencionan.

Antes de morir dejó preparado este libro, cuenta Enriquillo. “Seleccionó algunas de sus columnas Bromeando y las transcribió en una máquina de escribir con un esmerado cuidado de edición. Confeccionó un índice onomástico y encuadernó en pasta las páginas”.

Considera que su padre, al igual que otras figuras importantes, no es el único olvidado. “Probablemente se deba a que el periodo que transcurre desde la primera ocupación estadounidense hasta el inicio de la dictadura de Trujillo ha sido muy escasamente estudiado a pesar de que es una etapa muy cercana a la nuestra. Los historiadores e investigadores se han concentrado en los 31 años de la dictadura de Trujillo”.

Añade que “ahora recién comienza a fijarse la atención en este periodo con la publicación de trabajos sobre el general Horacio Vásquez. Es una fase verdaderamente aleccionadora por lo parecido a la situación que estamos viviendo”.

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