Elevada peligrosidad del cableado eléctrico de Santo Domingo

Elevada peligrosidad del cableado eléctrico de Santo Domingo

Las EDE deberían tener más cuidado con el cableado eléctrico

Si no hubiese presenciado el incidente y lo cerca que estuve, no solo de observarlo mas de ser copartícipe, no me animara a emborronar esta cuartilla. 

El sábado pasado, transitando por la calle  Hipólito Herrera Billini, del Centro de los Héroes (Feria), cuando me encontraba justo ante el edificio que en el pasado albergó la Suprema Corte de Justicia, un enorme y grueso cable eléctrico se encontraba atravesado a ras de suelo sobre el pavimento y el vehículo que iba delante del mío, al no darse cuenta, lo embistió volando por los aires. golpeando el techo del mío, con la buena fortuna que en ese momento no se rompió, ya que las consecuencias hubiesen sido catastróficas.

Las denominadas EDE que son las compañías que sirven la electricidad en la ciudad de Santo Domingo, han permitido que los ejecutores del cableado, en su diario trajinar, no contribuyan a desenmarañar el excedente de los cables que instalan, dándose a la práctica de dejarlos enrollados en los postes, lo cual no solo afea la ciudad, sino que contribuyen a crear confusiones entre los operadores de líneas.

El Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) debe tomar cartas y ejercer con firmeza el que la ciudad no sea agredida por los enormes rollos, que cual nido de pájaros gigantescos, dejan enroscados los linieros, al parecer con la finalidad de ser utilizados, si se presenta otra emergencia.  Lo peor del caso es que cuando el poste, en lugar de ser de cemento  es de madera, el peso del rollo, si el poste no tiene anclaje, se inclinará hacia ese lado de manera arriesgada.

Si Ud. duda lo que estamos escribiendo, tome la avenida Bolívar desde la Máximo Gómez hasta la Abraham Lincoln, donde hay más de diez postes con alambres, sea enredados en sus cimientos, o simplemente sueltos, sin prestar atención, que hay una universidad y que los estudiantes a veces los deben sortear para evitar una tragedia.

Hay barrios en la ciudad, que no nos imaginamos cuando hay una avería, los linieros tienen dificultad en determinar cuáles sonlíneas  vivas o abandonadas, porque al no existir un protocolo que exija que líneas abandonadas o muertas deban ser retiradas para el ornato visual de una ciudad limpia y organizada, que no atenta contra el impacto ocular que significan los cables de líneas ya inoperantes, sin que los cables excedentes y los despojos sean recogidos.

Recientemente salió en la prensa que el sistema eléctrico pierde unos RD$30 millones de pesos debido a los imprudentes que no obstante ver el cableado, vuelan las chichiguas que se enredan en los alambres y se han dado varios casos de electrocutados por la descarga eléctrica que provocan.

Hemos notado con cierta frecuencia, como las líneas eléctricas no llevan la altura suficiente para que los camiones con furgones, que son bastante elevados, no contribuyan a romper cables que, electrificados quedan a la buena de Dios, porque el inconsecuente no detiene su vehículo y sigue arrasando con las líneas, sean eléctricas, telefónicas o de cable.  Así como en los puentes y elevados se indica una altura máxima, la misma debe ser uniforme para todo el país.

La ciudad de Santo Domingo que posee el privilegio de ser la primada de América y haber sido declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, sus funcionarios edilicios, compañías del servicio telefónico, de cables de televisión o eléctricas, no pueden echar por la borda los elogios que los visitantes se vuelcan de la ciudad, muy especialmente de la zona colonial, que, por su majestuosidad, debe ser orgullo de todos los dominicanos, pero que todavía no se ha completado el plan de soterrar el tendido eléctrico.

Debe haber, si el Cabildo no toma las riendas, una entidad gubernamental que ponga coto a este desorden óptico que desdice de una ciudad que merece mejor suerte, ya que, no obstante, el préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinado a soterrar los cables, después de casi una década, este propósito no se ha podido lograr en su totalidad.  Por el contrario, si hubiese una brigada que multase a los infractores por dejar abandonados cables y postes en mal estado, como dice el refrán, “otro gallo cantaría”.   

El Ayuntamiento del Distrito Nacional debe intervenir para evitar agresiones a la ciudad

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