Eliminación del Congreso

Eliminación del Congreso

UBI RIVAS
A propósito de la aparición de letreros pintados en paredes de la capital urgiendo la eliminación del Congreso Nacional, brinda una excelente ocasión para dilucidar la importancia ó interés que el  Poder Legislativo como está estructurado, representa para quienes eligieron las curules, es decir, al país. Poquísimo, es la argumentación que brota ipso facto. El Congreso Nacional está integrado por 31 senadores y 168 diputados que devengan un salario mensual de $60 mil, un total de 199 legisladores, que representan $7,400 millones al año, o $28,160 millones en cuatro años.

Con $28,160 millones pueden construirse una red de planteles escolares que colmaría las aspiraciones del presidente Leonel Fernández para coronar su sueño y primera agenda de gobernante, que es la educación.

Cubriría esa suma, con creces, la absorción de 50 mil empleos para los compañeritos de las bases del PLD que apuración aire durante los 48 meses del desastre de gobierno anterior.

También con esa suma el presidente Fernández dispondría de recursos orondos para su ambicioso plan social de Comer Primero que beneficiará en su fase cumbre a 250 mil hogares miserrimos, con una novedosa implementación de un welfare made in dominican, de la cosecha enjundiosa del gobernante, para que no se repita ni se le acuse luego del plan similar de su anterior administración.

El presidente Fernández podría con esa suma adquirir por lo menos dos generadoras de carbón, y asociarse con una transnacional en un gran proyecto mixto entre el Estado y el sector privado, para que en esta administración suya, los apagones concluyan y se conserven en lo sucesivo como una pesadilla superada.

Puede con esa suma el presidente crear un stock de medicinas para los hospitales que preserven y vigilen y cuiden siete individuos sin tacha que integren un patronato, de manera que en lo sucesivo, no exista más carencias de medicinas en los centros de salud pública y nadie tenga la imperiosidad de adquirir las medicinas  que requiera su dolencia o si no morirse, como acontece penosamente hoy día.

El presidente puede con esa suma reforestar las cuencas degradadas hasta los cimientos de nuestra principal red hídrica de manera que se restaure el aforo escuálido de los que fueron nuestros grandes ríos, en un programa de reforestación serio, sin aguajes como ha sido hasta ahora y siempre.

Con esos recursos el presidente podría restaurar el degradado medioambiente, los cauces de aguas polucionados, envenenados por las industrias que usan  los que fueron ríos como cloacas, vertiendo toda suerte y cantidad que químicos que matan la vida ictiológica y eliminan el plancton ó légamo que es el alimento de los peces, no la avena que se le suelta en peceras.

También con esa suma colosal el presidente podría intentar un joint venture con el sector privado para agroindustrializar al país, habida cuenta de que las zonas francas industriales colapsarán en breve con el auge avasallador de China produciendo textiles a precios imposibles de competir y que es el 90% de la infraestructura de esa economía golondrina.

Un Consejo de Notables, integrado por siete juristas, que elaboren de mutuo acuerdo las leyes, modifiquen las actuales a las necesidades del país de hoy, no de los gobernantes de turno, podría sustituir al Congreso Nacional y lo propio con los regidores, que debieran volver a ser honoríficos, no remunerados, para cersiorarnos quien se atreve a servir a su país por convicción ciudadana y patriótica, no para buscar prebendas, como se estila hoy.

Esas pancartas solicitando la eliminación del Congreso Nacional tienen sus lecciones y bemoles que debieran justipreciarse en toda su magnitud y profundidad.

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