Eliminar o reducir la Onap ¿Tendrían una
razón válida?

Eliminar o reducir la Onap ¿Tendrían una <BR>razón válida?

VÍCTOR MELITÓN RODRÍGUEZ R.
En nuestro país muchos ciudadanos de distintas generaciones hemos tenido el firme convencimiento de que desarrollando buenos sistemas de Servicio Civil de Carrera, orientados por los principios de igualdad de oportunidades para el acceso a la Administración Pública, demostración de méritos de idoneidad para obtener los cargos, profesionalización de los servidores, adiestramiento en servicio y permanente actualización de conocimientos, entre otras prácticas positivas, es posible contribuir a la racionalización de todos los sectores y niveles de la Administración del Estado.

Al ser logradas esas metas, acompañadas de un pulcro ejercicio de la función gubernamental y de las actividades privadas, con seguimiento permanente y de largo plazo, se podría levantar a sitiales satisfactorios el desarrollo general de nuestro país.

Alguien puede decirme que estas afirmaciones serían tenidas, por muchísimas personas, sólo como de índole declaratoria.

A ésto contestamos: -¿Por qué muchas otras naciones presentan envidiables niveles de bienestar social?; -¿Por qué no podemos los “insuficientemente desarrollados” levantarnos de nuestro estado de postración, y alcanzar mejores niveles de vida, como lo han logrado aquellas naciones?-

En buena medida, “querer es poder”; y esto es así en el grado en que la mayoría de ciudadanos de cada país se dispone firmemente a alcanzar aquellos niveles de vida; por supuesto, encabezada esa mayoría por gobiernos y entidades firmemente decididos a alcanzar el bienestar sostenido de toda la sociedad nacional.

Son innumerables los esfuerzos que se han hecho en nuestro país, lo mismo que en muchos otros de nuestro Continente Latinoamericano, por instaurar buenos regímenes de Administración de Personal Público, en base a criterios y principios como los antes citados. Por ahora baste decir que en nuestro país, desde los primigenios aportes de José Núñez de Cáceres, en 1821, al preparar el Acta Constitutiva del Gobierno Provisional; y de Juan Pablo Duarte más adelante, al elaborar su Proyecto de Constitución (en 1843-?), hasta nuestros días, han sido realizados innumerables e importantes esfuerzos destinados a instituir normas justas, protectoras de todos los ciudadanos, y de los servidores públicos en particular. Con ello se quiere decir, sencillamente, que en nuestro país las jornadas de lucha en favor de un Servicio Civil de Carrera ya datan de casi ciento ochenta y cinco años (período que se cumplirá el día primero de diciembre de este año 2006).

Pero precisamente ahora, cuando distintas entidades internacionales y nacionales se ocupan de apoyar el afianzamiento de un buen sistema nacional de gestión del personal público, algunos técnicos del FMI, así como algunos técnicos dominicanos, atentan contra el desarrollo del mismo, según ha informado recientemente el Secretario de Estado y actual director de la Oficina Nacional de Administración y Personal, ONAP, Ramón Ventura Camejo.

En esta situación considero oportuno preguntar: “Tienen esos técnicos una razón válida para proponer la eliminación o reducción de la ONAP?- Entiendo que no la tienen, y por ello expreso un apoyo público a la clara y vertical posición tomada por el titular de esa importante Oficina, la cual, antes que ser disminuida, debería ser convertida en una entidad de mayor nivel, a fin de que pueda cumplir -cada vez mejor- las importantes funciones que tiene a su cargo conforme a normas oficiales vigentes.

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